Ángel Martín tuvo que ser ingresado en un centro psiquiátrico y atado a su cama después de sufrir un brote psicóticoque le desconecto de la realidad. Fue su novia, concretamente el 4 de junio de 2017, la que le acompañó a la psiquiatría del Hospital Puerta de Hierro de Madrid después de que el humorista colgara un post felicitándola por el éxito estreno en taquilla de Wonder Woman y llenara su casa de regalos. Ella no había trabajado en la película.
“Mis amigos pensaban que era una broma interna entre mi chica y yo. Era imposible que alguien se diera cuenta. Y menos encima si eres cómico”, ha reconocido en una reciente entrevista para ‘El Mundo’, donde confesaba que fue en una charla consigo mismo mientras tomaba un baño el momento en el que “se desbordó todo”.
“Tenía una conversación conmigo mismo acerca de la rabia que me daba no poder guardar ideas exactas dentro de la cabeza para que se mantengan ahí intactas. Fantaseando con esa idea de tener una especie de caja fuerte empezó a desbordarse todo”, recordaba el humorista que en ese debate interno apareció una voz que le susurró: “Si quieres la podemos crear ahora, ¿quieres?”. Este fue el punto en el que, en sus propias palabras, “el vaso se derrama por completo y entramos en el rock and roll”.
En el libro que acaba de publicar, ‘Por si las voces vuelven’, habla de la depresión, del abuso de drogas o de un simple ‘crac’ como posibles causas de su brote. “Estoy prácticamente convencido de que en mi caso fue un cúmulo de varias cosas”, apunta el presentador, que “de momento” ha dejado de consumir todo tipo de sustancias, ya que es consciente de que sus excesos habrían hecho mella en su salud mental.
“Mi consumo de marihuana y de alcohol era extremadamente alto. Muy, muy, muy alto. Consumía marihuana, éxtasis y alcohol y no era una cosa de ocio. Crucé la línea e imagino que eso influyó, pero tengo amigos que han fumado como hijos de puta y se han drogado mucho más que yo y no han acabado ingresados nunca”, asume el guionista, que en un ataque de honestidad no descarta volver a consumir: “¿Afirmaría rotundamente que nunca volvería a probarlas? No me atrevería”.
Ángel está seguro de que en este complicado proceso la figura del acompañante es la más complicada porque “no hay forma de saber qué está pasando dentro de la otra persona”. En su caso, quien tuvo “una paciencia infinita” fue su novia, que habría vivido esta etapa como un auténtico infierno. “Para mí las discusiones que tenía con ella no tenían valor porque nosotros éramos ‘sims’ controlados por otros nosotros que estaban en otra frecuencia. Ya te digo yo lo que me importaban esas discusiones…”.
A pesar de todo, ella no se molesta porque él afirme que "volverme loco es lo mejor que me ha pasado en la vida”, ya que –según afirma en esta charla- “sabe que es así”. Y es que esta ruptura de la realidad le habría supuesto “una reconstrucción brutal a nivel personal que me ha permitido aparcar las cosas de mi mismo que eran una mierda como un templo”. Hoy en día, afortunadamente, Ángel es "extremadamente feliz" y está "muy encaminado", aunque asume que su proceso de recuperación continúa.