Es muy probable que pasemos horas y horas en la cocina. Que nuestro tiempo libre se base en crear menús para cada día, a gusto de toda la familia. Pero, gracias al batch cooking veremos cómo esas horas invertidas tendrán sus frutos y seremos capaces de crear un menú sano, sencillo y alejado de todas las complicaciones y, además, ahorrar tiempo. Gracias a originales recetas podemos planear cada comida del día, haciendo caso a las mejores ideas de los expertos, que combinan frutas, hortalizas, legumbres, pescado azul y carne. Todo ello, basado en una dieta mediterránea y exprimiendo todos los ingredientes al máximo.
Por eso, el batch cooking nos invita a llevar una alimentación saludable gracias a una buena organización del menú. Pero para lograr esta buena organización, habrá que llevar a cabo unos pasos, de forma organizada y debe cumplir una serie de características. El menú tendrá que durar una semana o al menos cinco días en la nevera. Si nos decantamos por guardar los platos al vacío, las preparaciones podrán aguantar perfectamente durante un determinado tiempo.
Si no usamos el vacío o la congelación, lo mejor será organizarse para solo cocinar para los tres primeros días de la semana. El resto habrá que tenerlo preparado para el día que se va a consumir o justo antes. Otra de las características que tiene que cumplir es que sea saludable y equilibrado.
También, será muy importante que no invirtamos mucho tiempo en cocinar los platos y que consigamos un buen sabor y textura. Respecto a la organización, esta debe ser sencilla. Aunque tendremos que tener en cuenta que no nos debe importar repetir el almuerzo al menos dos o tres veces por semana. Para elegir bien los ingredientes, tendrás que tener en cuenta la reutilización de los mismos y las formas que podemos darle en cada plato. Por ejemplo, podremos cocer una gran cantidad de legumbre para utilizarlas en ensalada o como plato de cuchara. Lo mismo sucedería con las patatas, que podrían montarse en un plato de puré o al horno.
Como ya hemos comentado, saber el tiempo de conservación de cada producto será esencial para cocinar este tipo de menús. Así, nos aseguramos que nuestros platos estén en buen estado y con buena presentación a la hora de tomarlos. Las cremas de verduras y las sopas son fáciles de conservar, ya que tendremos que mantenerlas a una temperatura baja en la nevera. No tendremos que dejar que pasen demasiado tiempo a temperatura ambiente, ya que si llevan leche se pueden agriar.
Si quieres añadir pasta a la sopa, hazlo minutos antes de cuando la vayas a ingerir, mientras esté hirviendo. Por otro lado, las cremas será mejor que las conserves en el congelador, ya que así durarán más tiempo y en el caso de que tengan patatas, esta no perderá su textura.
Respecto a los platos más elaborados, como pasta, guisos o empanadas, habrá que tener en cuenta que aguantará unos tres o cinco días, dependiendo de los métodos de conservación que hayas elegido. Las guarniciones, como las patatas, el boniato o las verduras asadas las podremos tener también de tres a cinco días en el refrigerador. Además, si decidimos guardar la patata con piel en la nevera, esta servirá durante más tiempo. Cabe destacar que los alimentos preparados no deberán estar más de tres días en la nevera. Por eso, lo mejor para este tipo de menús es contar con una envasadora al vacío.
Si no tienes mucha idea de qué cocinar para una semana, te vamos a proponer una serie de platos. Por ejemplo, empezaríamos la semana, el lunes, con la comida. Este día consumiríamos una crema de verduras y una hamburguesa de quinoa o de lo que más te guste. Para cenar, tocará unas verduras al horno acompañadas por un poco de hummus de lentejas.
El martes, comeremos una ensalada de garbanzos, con pimiento rojo, verde y cebolla y pollo a la plancha. Para la cena, una sopa de cebolla y pan de pita.
Al día siguiente, el miércoles, para la comida habremos elaborado un cuscús con verduras asadas y la proteína que más te guste, que puede ser pollo, carne o heura. Para la cena de esa misma noche, una crema de calabaza y jengibre y unas croquetas de quinoa, que ya tendremos la masa preparada.
El jueves comeremos un pisto con arroz y un huevo a la plancha. Para por la noche, utilizaremos la quinoa sobrante y nos haremos una ensalada con garbanzos y quinoa.
El viernes una buena opción para la comida será el resto de verduras asadas que nos hayan sobrado del pisto junto a unos macarrones cocidos, la pasta puede ser de trigo sarraceno y salsa de tomate casera. Para la cena podremos poner un gazpacho suave de sandía y una pequeña ensalada.
Para el día siguiente, el sábado, tendremos ya preparado un estofado, que podrá ser de lo que más nos guste, de ternera o de azuquis. Además, lo podremos acompañar de arroz o patata. Para la noche, lo mejor será un hummus de cualquier legumbre que nos haya sobrado, como garbanzos o lentejas con pan de pita.
El último día, el domingo, comeremos pollo al curry con arroz y, por la noche, una ensalada de pimientos asados con ventresca.