Beatriz Arrastia fallecía el pasado domingo a los 98 años de edad. La madre de Isabel Preysler vivía con ella desde 1992, cuando se trasladó de Filipinas a España con sus seis hijos (Victoria, Enrique, Isabel, Carlos y los mellizos Joaquín y Beatriz) tras la muerte de su marido, Carlos Preysler. Todos convivían desde entonces en la que se convirtió en la vivienda familiar, la impresionante casa que tienen en Puerta de Hierro, en Madrid.
Tras su muerte, familiares y amigos se desplazaban al domicilio familiar para arropar a Isabel Preysler. Uno de los primeros en llegar fue el padre Ángel, encargado del responso. “Ha sido una ceremonia muy en la intimidad. Estaba la hija y algún nieto, dos nietos creo que había y celebramos la misa con ella, con el cuerpo presente y sé que se ha ido en paz”, contaba a la salida ante las cámaras de Europa Press.
El padre Ángel añadía que Beatriz Arrastia era una mujer “muy religiosa” y que ahora está “en el cielo protegiéndonos a los que quedamos todavía”. Él mismo ha contado que junto a Isabel Presyler estaban Mario Vargas Llosa y Tamara Falcó, pero también las cámaras han fotografiado a algunas de sus amigas entrando en la vivienda familiar.
Además, según ha publicado ABC, Enrique y Julio Iglesias han viajado desde Miami en el jet privado del cantante para reunirse con su madre y poder darle el último adiós a su abuela.
En este último año, la marquesa de Griñón ha perdido a su padre, a su tío y ahora a su abuela materna. A pesar de que Beba, como cariñosamente llamaban a su abuela, era muy discreta y nunca quiso salir en los medios de comunicación, Tamara Falcó y Julio José la sorprendieron hace dos años en el programa ‘Volverte a ver’. “Mis nietos son maravillosos. No te puedes imaginar el cariño que les tengo. Ese cariño tan importante en la vida que me sale del alma”, dijo entonces.
Tamara siempre ha tenido palabras de cariño para su abuela, a quién consideraba una auténtica luchadora: “La madre de mi madre es una mujer de campo que se fue a Filipinas y se enamoró locamente de mi abuelo. Vivió la Segunda Guerra Mundial y tuvo seis hijos, pero lo que destaco de ella es esa fe y ese amor inquebrantable”.