Durante cinco años estuvo provocando carcajadas mientras le hacía un repaso a la actualidad. De aquella todos ponían cara a Beatriz Montañez, la enigmática partenaire del Gran Wyoming que decidió echarse a un lado de la tele para centrarse en la interpretación. A cualquiera que fuese testigo del momento profesional que experimentaba por entonces le vendría a la cabeza la palabra éxito. Ella, sin embargo, se sentía tan "perdida" que, después de un tiempo dando bandazos sin saber qué camino tomar, optó por la soledad, algo que ya barruntaba en 2014, tal y como se demuestra en esta entrevista que concedió a Divinity en la que planteaba que su sueño era "ir desnuda por el campo".
Y no una soledad cualquiera. Tal y como ha narrado en una entrevista para 'Hoy por Hoy' que ha arrancado entre lágrimas, Montañez lleva cinco años aislada en una casa que se encontró en ruinas en medio del bosque. Tan solo abandona su encierro voluntario una vez cada 25 días, solo para bajar al pueblo más cercano y recolectar lo necesario para seguir ajena al ruido. De esta experiencia, extrema para algunos, sanadora para ella, habla en su primer libro, 'Niadela'. Y también en esta charla con Àngels Barceló.
"Ninguna de las opciones me sirve salvo la soledad, que es el camino opuesto a lo que yo quería tomar. Había mucho ruido en mi vida y eso me provocaba mucha inestabilidad. Necesitaba silencio. Quería parar y conocerme más". Fue en este punto vital, cuando se enfrentaba a un futuro demasiado incierto, cuando se encontró de pronto con el que ha sido su hogar estos últimos cinco años en los que la hemos perdido la pista.
Estaba pasando un fin de semana con unos amigos cuando se enamoró de una vieja cabaña de piedra que llevaba quince años abandonada. No había electricidad, ni agua caliente, ni vecinos que molestasen a veinticinco kilómetros a la redonda. Hasta entonces solo la habitaban ovejas y una enorme tela de araña. Y ahí, en ese momento, la cabeza le hizo crack y apostó por una nueva vida.
Después de instalar un equipo fotovoltaico y recurrir al agua de un pozo cercano, Beatriz Montañez se estipuló una mensualidad muy pequeña, de no más de 150 euros al mes, para sobrevivir con los ahorros que le quedan de su paso por la tele.
"Vivo en un entorno muy austero. El primer año que viví allí decidí hacerme vegana porque me parecía que era incoherente estar en mi familia rodeada de animales y luego comérmelos. Como legumbres, semillas, verduras frescas y raíces, como María Teresa de Calcuta", le ha contado a una impresionada Àngels Barceló en esta entrevista para la Cadena SER.
Pero más allá de este confinamiento que pretende prolongar ("cada cinco o seis meses salgo de ahí, pero para mí es suficiente; voy a Madrid, al teatro, al cine, veo a mis amigos y les abrazo, porque el contacto con otra piel es lo que más echo de menos"), lo que saca de este encierro es el valor emocional.
"Estoy muchísimo más sensible, es tremendo. Más receptiva a todo lo que me rodea", ha manifestado. Ahora, Beatriz Montañez siente que ha recogido los "trozos de mí que había tirado a la basura para recomponerme de nuevo". Y su nuevo lema, ese que le ha enseñado 'Niadela', así lo resume: "La felicidad es simplicidad, simplicidad, simplicidad".