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El culebrón del pasado verano tuvo tres protagonistas indiscutibles. Después de veinticuatro años de matrimonio, Paloma Cuevas y Enrique Ponce, la que fuera una de las parejas más mediáticas del papel couché, ponía fin a las especulaciones que habían surgido desde que la revista Semana anunciase en exclusiva esta separación. Pese a que su propósito inicial era esa, acabar con los rumores, lo cierto es que la presión mediática incrementó aún más al hacerse público el noviazgo del diestro con una joven estudiante de derecho llamada Ana Soria. Las miradas se centraron en el torero y su nuevo romance, que decidieron afrontarlo con naturalidad y no esconder sus sentimientos públicamente.
Casi desde que iniciaron su noviazgo, ambos empezaron a colgar imágenes de su relación en sus respectivas redes sociales. Planes con amigos, escapadas románticas o su día a día en su casa de Almería. Desde entonces no habían dejado de hacerlo, aunque el seguimiento de la prensa fuese continuo y la presión mediática les resultara insoportable. Enrique y Ana se mantenían al margen de las informaciones que protagonizaban y se dedicaban románticos mensajes en los que alardeaban de su amor. Y hablamos en pasado porque, uno de ellos, en la actualidad, ha decidido poner fin a esta exposición pública y ha hecho desaparecer su cuenta de Instagram.
A pocos días de reencontrarse con su exmujer para celebrar la primera comunión de su hija Bianca, el torero ha tomado la drástica e inesperada decisión de eliminar su perfil. Un retiro mediático que ha hecho saltar de nuevo las alarmas en el mundo del corazón. Hay quienes dejan caer que esto podría derivarse de una crisis sentimental con Ana; que se trata de un gesto con el que buscaría calmar las aguas con su exmujer antes de volver a verla cara a cara; o que, simplemente, lo que querría es desintoxicarse de las redes sociales y de todo lo que se dicen en ellas. Lo cierto es que Soria conserva cada uno de sus recuerdos con el diestro en su feed de Instagram, donde, casi un año después de convertirse en un personaje público, acumula más de 120 mil seguidores.
Paloma, por su parte, sigue apostando por la discreción y son mínimos los detalles que ha transcendido de su vida privada después de su divorcio, que aún no es oficial al no rubricar su firma el valenciano. La empresaria está centrada en los detalles de la inminente primera comunión de la pequeña de la casa, que irá vestida por Rosa Clará, tal y como ha descubierto la madre de la criatura en uno de sus stories.
Poco más se sabe de esta íntima ceremonia que volverá a unir al exmatrimonio. Muchos aseguran que el nombre de Ana Soria no aparece en la lista de invitados y que la joven, como viene siendo habitual, prefiere no acompañar a su novio en este acto familiar para evitar conflictos o polémicas innecesarias.