Enrique Ponce ha anunciado su retirada de los ruedos a través de un inesperado comunicado que ha sorprendido a quienes, durante más de tres décadas, le han acompañado en todas sus corridas. En el inicio de este texto, el torero mostraba su agradecimiento a este fiel público “por su cariño y apoyo incondicional, en especial en este último año de pandemia en el que decidí defender la tauromaquia, tirar para adelante y devolverle al mundo del toro lo mucho que me he dado”. Acto seguido, y sin que nada hiciese presagiar esta complicada decisión, el maestro de Chiva explicaba que iba a hacer “un alto en el camino”, guardando el traje de luces por un “tiempo indefinido”.
El diestro tenía firmados algunos compromisos profesionales en las próximas semanas, pero tendrá que ser sustituido por otros compañeros de gremio. Con este punto de inflexión en su carrera, Enrique iniciará una nueva etapa en lo laboral y, como no, influirá en la personal. El hecho de que se ‘corte la coleta’ marcará un antes y un después en su historia de amor con Ana Soria. La estudiante de 22 años dejará de padecer pensando en lo que le pueda pasar frente al toro y dispondrán de más tiempo para exprimir al máximo su relación.
Su retirada llega justo un año después de que su nombre saltara al papel couché por su separación con Paloma Cuevas. Después de veinticuatro años de matrimonio, la que fuera una de las parejas más mediáticas de la crónica social ponía fin a los rumores que habían surgido desde que Semana informara sobre su ruptura. Pese a que su objetivo inicial era ese, zanjar las especulaciones, lo cierto es que la presión mediática aumentó aún más tras salir a la luz el noviazgo del diestro con Ana. Todas las miradas se centraron en el torero y en este nuevo idilio, que optaron por tomarlo con naturalidad y no escondieron sus sentimientos en público.
Tras fortalecer su relación durante un complicado verano, marcado por un seguimiento de la prensa continuo, la pareja demostraba que seguía igual de enamorada y ponía a punto su ‘nidito de amor’ en Almería. Un espectacular ático a escasos metros de la playa donde iniciaron su convivencia. De este modo, la pareja descartaba vivir en la capital, como en un principio todo parecía indicar para que él estuviera más cerca de sus dos hijas, y se decantaba por la costa. Los tortolitos disfrutan allí de una plácida vida placentera alejada del foco y no se cortan a la hora de realizar planes de lo más envidiables.
Estas últimas semanas han sido bastante agitadas para Ponce y Soria. A escasos días de reencontrarse con su exmujer para celebrar la primera comunión de su hija Bianca, el torero hacía desaparecer, sin previo aviso, su cuenta de Instagram. Había quienes dejaban caer que esto era fruto de una grave crisis con Ana Soria, que seguía los pasos de su chico días después y eliminaba la suya, o que incluso buscaba calmar las aguas con Paloma antes de su inevitable cara a cara.
Una fuerte discusión en plena calle alimentaba el runrún de que algo sucede en la pareja, aunque lo hayan desmentido por activa y por pasiva frente a las cámaras. Lo que sí es cierto es que ahora, que también ha marcado distancia con los ruedos, el diestro recalca su intención de mantener un perfil bajo de cara al público.