Ezequiel Garay comunicaba hace un par de meses su retirada como jugador de fútbol profesional. El deportista no esperaba que este adiós llegara tan pronto, pero su estado de salud le obligaba a colgar las botas. El argentino lleva tres años intentando recuperarse de un cuadro clínico de coxartrosis izquierda, una alteración del cartílago de la cadera que se ha ido sobrecargando y le ha generado “dolores fortísimos”. Una dolencia a la que se sumaba “otra grave lesión” que había superado hasta el punto de negociar su regreso con varios equipos, pero el defensa es consciente de que no puede comprometerse porque su estado físico actual no le permitiría jugar “dos de cada tres partidos”.
Esta enfermedad degenerativa produce el desgaste del cartílago que hay en los huesos que forman la articulación de la misma generando su inflamación y rigidez. El síntoma principal es un dolor agudo que se localiza en la zona de la ingle, aunque las molestias pueden extenderse desde el muslo hasta la rodilla. Por el momento no existe tratamiento que pueda curarla, pero sí se pueden aliviar los síntomas, retardar su evolución y mejorar la calidad a través de fármacos y cirugías.
Meses después de este duro anuncio, el marido de Tamara Gorro vuelve a la primera línea, pero en esta ocasión como promotor de viviendas de lujo. Con la empresa GARCOR LUXURY, ha construido una lujosa urbanización (Los Altos Argentinos) en Valencia, exactamente en la zona de Torre en Conil, cerca de la vivienda que él mismo tiene en Valencia. El exjugador informaba sobre este cambio de rol con un mensaje que reconocía llevar mucho tiempo detrás de esta iniciativa: “Les presento mi nueva etapa. Un gran proyecto en el que llevo trabajando dos años con mucha ilusión. Todos tenemos sueños en la vida y yo tenía uno que hoy puedo decir que se ha cumplido”, acompañaba este texto con una imagen en la que aparece visitando las obras de la urbanización mencionada.
La influencer, por su parte, se mantuvo en silencio el día que se despidió del fútbol al considerar que era el momento de su marido. “Él tenía que gozar, al menos así lo consideraba yo, de ese momento que iba a pasar, que es recibir el cariño de millones de personas, compañeros y clubes”, justificaba su ausencia. “Es difícil resumir tantos años de carrera en una sola palabra, pero en tu caso es fácil: ADMIRABLE”, mostraba su admiración días después.
Por aquel entonces, Tamara, a sabiendas de que esta decisión era tan injusta como dolorosa, aplaudía su extensa trayectoria en el fútbol. “La vida son etapas como él ha dicho, comienza una nueva vida y os aseguro que no se va a aburrir, porque tiene a la Gorro y es muy intensa. Me voy a encargar yo personalmente de que sonría, que es lo mejor que Ezequiel sabe hacer, sonreír ya hacer felices a los demás”.
Un apoyo incondicional que ha vuelto a probar tras el descubrimiento de su nueva profesión. “Una vez más, felicidades por esta nueva andadura en la que llevas mucho tiempo trabajando, pero sobre todo, soñando e ilusionado”, dirigía la madrileña a su marido unas palabras cargadas de orgullo. “Te lo has ganado tú, con tu esfuerzo y sacrificio de toda una vida luchando. Estamos muy orgullosos de ti, papá”, felicitaba a su chico no solo de su parte, también de sus otros dos pilares, sus hijos: Shaila y Antonio.