Hubo un tiempo en el que el dúo cómico Cruz y Raya, formado por José Mota y Juan Muñoz, rompía cuotas de pantalla en la pequeña pantalla. El vacío dejado por Martes y Trece les convirtió -de 1985 a 2007- en los herederos naturales del humor en nuestro país. La televisión pública española apostó por ellos cada 31 de diciembre para acabar el año, pero también para animar veladas semanales durante poco más de dos décadas. No había persona en los ochenta y los noventa en nuestro país que no conociera o no hablara de las imitaciones de la pareja.
Se conocieron en 1986 mientras realizaban el servicio militar obligatorio, pasaron la amistad a las actuaciones en salas de fiesta de la capital, de allí a varios formatos en las ondas para acabar en la conocida como ‘caja tonta’ a finales de los ochenta. En 2007, para disgusto de sus fieles seguidores, comunicaban su separación. Estos eran otros tiempos en televisión, sin la competencia de plataformas que dan la opción de elegir contenido a la carta, pero no le resta mérito a la aceptación que tenían sus sketches.
Mientras que el manchego siguió rentabilizando esta abrumadora popularidad y consiguió que su nombre en solitario continuara siendo garantía de éxito; el concursante de Supervivientes decidía abandonar las largas jornadas de grabación para no perderse la adolescencia de su único hijo, Ángel, a la vez que contemplaba como su carrera –mucho más inestable que la de su excompañero- pasaba a un discretísimo segundo plano. Tenía todo lo que necesitaba para vivir una vida acomodada y tranquila: tenía su casa a las afueras, su familia cerca y se dedicaba a lo que le gustaba sin que el dinero fuese un problema.
Inevitablemente, la relación entre ambos se enfrió a causa del fin de 'Cruz y Raya', pero seguían intercambiándose elogios y piropos en púbico, desmintiendo así que la ruptura profesional sucediese por desavenencias personales. Todo parecía estar en orden hasta hace un par de años, cuando Muñoz explotaba contra Mota al no sentir su apoyo tras el fallecimiento de su madre. “Quiero que la gente se entere de lo mala persona que es”, estallaba en declaraciones para ‘Semana’. “Su corazón lo tiene en el banco”, no creía que quedara nada del chico que conoció en la mili.
Después de varios días de silencio por ambas partes, Juan utilizaba su perfil en Instagram para pedir perdón a José, admitiendo que se había equivocado con estas declaraciones “crueles y desafortunadas”. El humorista asumía que su excompañero “no se merecía para nada” sus ofensas y que fue fruto de un derrumbamiento que tuvo por la reciente pérdida de su progenitora. “Esperaba que al enterarse hubiera venido y me hubiera dado un abrazo”, intentaba justificar su “arrebato”, confesando que sí que recibió un mensaje por parte de la mujer del cómico mostrando las condolencias de la familia.
No obstante, las aguas han vuelto a su cauce, y el cariño ha prevalecido a estas acusaciones públicas, tal y como adelantó Mota en un tweet en el que aceptaba las disculpas. Dada a la escasa relación que uniría ahora mismo al exdúo, cabría esperar que ninguno de los cómicos hablara del otro, pero nada más lejos de la realidad. Hace unos días, con motivo del estreno de la obra ‘El Premio, en el Teatro Marquina de la capital, el actor respondía a las preguntas de los reporteros, que querían saber su opinión sobre la participación de Juan en el reality más extremo de la televisión.
“Como buen aventurero intentará pasarlo bien y hace muy bien en ir”, alababa su valentía. Además, imagina que será capaz de resistir a las duras condiciones del formato. “Él es una persona muy aventurera y divertida”, no dudaba de sus capacidades, además de expresar en público su deseo de que llegara lo más lejos posible: “Es un tema muy duro, porque hay que estar ahí al pie del cañón y no es fácil. Ojalá lo consiga (llegar a la final)”.