Cayetana Rivera, la hija de Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera, atraviesa un buen momento vital. Tana –así es como la llaman en su entorno más cercano- está “muy contenta” con su nuevo puesto de trabajo en Colkie, una plataforma digital “para amantes de la música”, y comparte sus éxitos desde hace tres meses con el empresario sevillano Manuel Vega.
La joven de veintidós años asistía hace unos días a la presentación de la nueva colección de moda de Lourdes Montes en SIMOF (Salón Internacional de Moda Flamenca). Con su chico de la mano por primera vez en público, la primogénita del diestro arropaba en este acto a la mujer de Fran Rivera, que ha compartido en público su opinión sobre el nuevo amor de Tana.
“A mí me parece fenomenal. Es encantador, un chico estupendo, muy educado, muy trabador”, elogiaba Lourdes a Manuel ante los reporteros que cubrían la fiesta organizada por Marta Lozano para celebrar el buen rendimiento de su firma cosmética, ‘The Glow Filter’. La diseñadora, con un elegante esmoquin negro de Jorge Vázquez, parecía estar encantada con el novio de Cayetana y restaba importancia a la diferencia de edad entre ambos: “Me llevo diez años con Fran, con lo cual ahí lo dejo […] Son muy jóvenes, a ver qué tal”.
Un discurso similar al de la duquesa de Montoro, tranquila con el novio de su hija y muy molesta por las especulaciones que aseguran que miembros de su entorno no estarían conformes con esta relación por dos razones: la diferencia de edad y al tener Manuel un trabajo vinculado con la noche –ha cogido las riendas del imperio hostelero de su padre, ha creado un festival y tiene presencia en algunos de los restaurantes más prestigiosos de Sevilla-.
“Si sabéis nombre y apellido me encantaría saberlo a mí”, solicitaba a la prensa que descubrieran la identidad de la persona que desconfía de Vega. “No me ha sentado bien porque el chico es estupendo, es encantador y es educado y no sé a qué vienen esos comentarios. Entonces sí es verdad que alguien lo ha dicho, el próximo día me decís quién”, pedía a los reporteros amablemente antes de entrar en un famoso local de la capital.