“La pesadilla que empezó el 18 de agosto, acaba de terminar”, con estas palabras arranca el relato de fuerza y optimismo con el que Lydia Bosch ha anunciado que tanto ella como su madre, Lydia de Buen, han logrado vencer al coronavirus tras tres semanas marcadas por el pánico y la incertidumbre. Muy pocos sabían que ambas estaban pasando por esta enfermedad, pero ahora, tras salir victoriosas de esta ‘guerra’, la intérprete ha roto su silencio para narrar una historia que empezó a mediados del pasado mes y que, afortunadamente, ha concluido de la mejor forma posible.
“Desde el primer momento nos cogimos fuerte de la mano y no nos hemos soltado y así, siendo las dos una, lo hemos conseguido”, ha celebrado la catalana su victoria con una imagen en la que aparece su mano entrelazada con la de su progenitora. “Han sido muchos los momentos de miedo por no saber cómo podía terminar esta ‘batalla’, pero gracias a Dios y a la vida, cada una de las decisiones tomadas nos han llevado a este momento de felicidad”, respira mucho más tranquila Lydia, que es consciente de que, pese a que sus PCR son negativas, aún tienen que reponer fuerzas: “Ahora toca recuperarnos lo antes posible y ponernos fuertes para continuar disfrutando de la vida como nos gusta hacerlo a nosotras… Así, de la mano”.
A tan solo unos días de que sus “marcadores inflamatorios se normalicen”, Bosch se siente agraciada con que la evolución haya sido tan favorable en ambos casos: “Prueba superada. Fuera bicho. ¡Qué suerte hemos tenido! ¡Qué suerte tengo!”, recalcaba su fortuna.
Una alegría que ha contagiado a seguidores y amigos, que han expresado su felicidad mediante comentarios en este post. “Me alegro mucho de que estéis tan bien”, exclamaba Pablo Rivero, que se habría infectado hasta en dos ocasiones. “Mucho ánimo y toda la energía para seguir”, enviaba su apoyo la cantante Sole Giménez.
Un texto con el que, más allá de revelar su triunfo frente al COVID-19, la intérprete vuelve a probar el vínculo inquebrantable que la une a su progenitora, uno de sus grandes apoyos en su lucha contra el carcinoma basal que la detectaron y a quien definía así hace un par de años por su 90 cumpleaños: “ELLA es calma, seguridad, paz, puerto, sabiduría, faro, tierra, cielo, mar, camino, hogar, sosiego. ELLA es paciencia, alimento, detalle, motor, silencio, caricia, calor, color, armonía, fortaleza e inspiración”.