Mercedes Milá no tiene pelos en la lengua a la hora de expresar sin filtros todo aquello que piensa o siente. Así lo ha demostrado una vez más en su entrevista más personal con María Casado para el programa ‘Las tres puertas’, en el que ha recordado sin filtros su peor etapa vital. La presentadora ha hablado de sus episodios de depresión que se desencadenaron por un desamor del que le costó mucho reponerse y una carga de estrés elevada.
“Lo he pasado muy mal, cuando sabes que una ansiedad puede acabar contigo, te das cuenta de los límites”, explicaba en esta entrevista la periodista. La principal circunstancia que llevó a la periodista a este momento tan bajo fue una ruptura sentimental.
“Empezó siendo, a principio de todo, una historia de amor rota, que lo pasé muy mal, horrible. Me separé, me enamoré de un chico muy joven, viví con él cuatro años y cuando él se fue, yo había cumplido 50 años, entre en barrena”, asumía en otra entrevista para Lecturas. Un pozo del que salió gracias a la medicina y la ayuda psiquiátrica. “Volví a ser la Mercedes de siempre, empezó Gran Hermano en ese momento y me ayudó enormemente, fue la liberación total”, aseguraba en el citado medio que encontró su refugio en la pequeña pantalla.
Sin embargo, su segunda crisis llegó precisamente al conducir el reality por excelencia de la televisión española. “Me fui por enfermedad, porque ya no podía más. Podía estar llorando toda la semana y cuando llegaba el jueves cogía un coche y me iba a la tele. Me maquillaba y nadie lo notaba. Lo que me pasaba después, era que me decía, ¿cómo podré volver a hacerlo?”, se preguntaba por aquel entonces.
Lo que se suponía que la estaba ayudando a superar el bache la estaba hundiendo cada vez más. “Le dediqué tantas horas que acabó matándome. Cometí el error de meter a mi cerebro demasiada potencia, porque me dedico full time. Trabajo y trabajo hasta que el cerebro te dice: ‘Ya que tú no eres consciente, te voy a parar yo’. Empiezas a notar miedos que antes no has sentido, no duermes, lloras de forma inesperada…”, conversaba también de salud mental con Jordi Évole, a quien confesó que tuvo que retirarse del formato para centrarse en su tratamiento: “Los médicos me lo dijeron muy claro ‘No puedes seguir haciendo Gran Hermano”.
Milá aprovecha sus intervenciones en medios de comunicación para romper tabúes y ayudar de alguna manera a aquellos que sufren este trastorno: “que no tiren la toalla", les mandaba esa torrente de fuerza que tanto la define en su última aparición. "Yo, a pesar de que hay días que tengo la espada de Damocles en la cabeza y todo me parece horrendo y gris, también hay otros en los que estoy bien, feliz y voy por la calle diciendo ‘qué suerte”, es consciente de que esta es una enfermedad "que sube y baja" constantemente.