Nacho Palau está viviendo una experiencia única e irrepetible en Supervivientes. El ex de Miguel Bosé se ha lanzado a la aventura y su paso por los Cayos Cochinos está dando mucho que hablar. Su participación en el reality más extremo de la televisión nos está permitiendo conocer al hombre que estuvo al lado del intérprete de 'Don diablo' durante casi tres décadas, que ahora no tiene reparo en hablar en público de este “cuento precioso que terminó como una historia de terror”.
El escultor se ha abierto en canal con su compañera Marta Peñate y ha dejado a la concursante boquiabierta al confesar que tuvo un encuentro secreto con su expareja después de que su historia de amor se fuese al traste, sin embargo, puntualizaba que no sintió absolutamente nada al verle en persona: “Nos vimos hace tres veranos en Madrid. Cuando no te entiendes no te entiendes. No siento nada, me pagas y no vuelvo, me he llevado una decepción tan grande".
La rabia y el dolor que experimentó tras separarse del cantante ya forman parte de su pasado. "He sabido reencaminar mi vida. Estoy encantado y estoy feliz. Ya no se podía más. No podía más. Tanta tontería, tanta... Ya está, fuera, se acabó. Me ha hecho falta tiempo para encajar todo", reiteraba que ha llegado a este punto tras un largo proceso.
Unas confesiones inéditas que llegan una semana después de que Palau reconociera a Toñi Moreno en el programa Déjate querer que no guarda ningún tipo de rencor a su expareja: “Le quiero mucho, le querré siempre, le deseo la mayor felicidad, es el padre de mis hijos. Le he perdonado y me he perdonado”.
Pese a haber pasado página, Nacho no oculta que esta situación ha sido “difícil” de gestionar “porque te das cuenta de que las cosas han acabado mal y no has sabido arreglarlo. Y lo peor es que no sabes por qué. No es fácil acabar bien. Ir del amor al odio se hace en nada. Cómo pasas de entenderte con una mirada a no saber quién es. Sobre todo me duele por los niños", víctimas colaterales de este divorcio, que están creciendo por separado a 7.000 kilómetros con sus respectivos padres biológicos.
“Miguel tomó esa decisión. Eso fue lo difícil. Los niños me preguntaban mucho y yo les decía que Papá Miguel se queda en México. También les cuento que un señor sabio va a ayudarnos a solucionar el problema", comentaba la forma en la que había tratado el problema con sus hijos.