Ser un personaje público es un arma de doble filo. Y si no, que se lo digan a Pablo Motos. Desde hace tiempo, el presentador se ha convertido en el objetivo de un grupo de usuarios, más conocidos como haters, que cuestionan y juzgan cada uno de sus pasos en Twitter. Mientras muchos vips han cedido a los ataques cerrando sus perfiles, denunciando su situación o desapareciendo temporalmente de esta plataforma. Otros, como este presentador, conscientes de la oleada de odio que reciben habitualmente en esta red social, ni siquiera conocen el diseño de esta app.
“No las miro. Créeme, en mi vida he entrado en Twitter. Nunca. Ni una sola vez. Sé que hay gente muy agresiva conmigo y lo siento mucho, porque no nos conocemos. Igual si nos conociésemos no opinarían lo mismo”, lamenta el valenciano que se viertan mensajes negativos sobre su persona en esta red social, aunque confiesa en esta entrevista para la revista ¡Hola! que no le afectan lo más mínimo.
“No lo vivo mal porque no lo siento. Llevo una vida absolutamente normal. Las exigencias de lo que hago bien o mal me las da el minuto a minuto de la audiencia y mi equipo, que es muy duro. Pero de lo demás no miro nada”, valora su trabajo en la pequeña pantalla conforme el número de personas que siguen diariamente su show y no por los ataques que pueda recibir en las redes sociales por su comportamiento, sus preguntas a los invitados o sus comentarios cuando entra en el plató.
“La mejor forma de saber si te quieren o no es mirar la audiencia. No creo que alguien se ponga a ver la tele porque odia a una persona cada noche porque estarían enfermos”, no contempla esta opción. “Luego, tengo un equipo de talibanes que no me perdona una. Y tenemos un sistema muy bestia para no cometer los errores que cometimos ayer. Aunque también te digo que me estoy haciendo mayor y empiezo a hacer ya lo que me da la gana”, actúa cada vez con mayor libertad en el espacio que lleva conduciendo desde 2006.
Al igual que con Twitter, Pablo, “bajo ningún concepto” busca su nombre en Google para ver lo que se publica sobre él. “No me googleo desde que me lo recomendó alguien, que me dio un gran consejo. No recuerdo quién fue, pero me dijo: ‘No leas nada sobre ti y serás muchísimo más feliz”. Una recomendación que sigue a rajatabla y que funciona, según su propia experiencia, “como un tiro”.