Todo comenzó el pasado martes. Rafael Amargo, su pareja y dos personas más eran detenidas por un supuesto delito de tráfico de drogas y pertenencia a una organización criminal. Un escándalo sobre el que el bailarín se ha pronunciado a su salida de los calabozos, 48 horas después de ser detenido. A pesar de que la fiscalía pedía prisión sin fianza para los cuatro implicados en esta presunta trama, el titular del Juzgado de Instrucción número 17 de Madrid ha decidido ponerles en libertad con medidas cautelares.
A noche cerrada, con la misma ropa con la que entró, el artista ha asegurado estar "animado" porque, a pesar de las circunstancias, "no queda otra". Su arresto se produjo pocas horas antes de estrenar 'Yerma', un ambicioso espectáculo en el Teatro La Latina cuyo primer pase, previsto para este jueves, tuvo que ser cancelado. Salvo novedades, y a la espera de hablar con su productor, la pretensión de Amargo es ponerlo en marca este mismo viernes con él, que ha prometido "romper la tabla" para liberar la rabia contenida que le ha provocado esta situación: "Le voy a echar unos cojones como no los he echado nunca".
Una vez aclarada su situación profesional, Amargo ha entrado en el tema en cuestión casi sin dar tiempo a la prensa allí agolpada a preguntar. "Evidentemente, el que sepa leer entre líneas, pues ya sabe que aquí hay muchísimas cosas. Gracias a dios no hay nada en mi casa, nada se han encontrado", explicaba justo después de darse un efusivo abrazo con su abogado. "Evidentemente no me voy a quedar quieto eh, porque cuando hay cosas y pasan cosas... Pero aquí no ha pasado nada. Pablo Escobar había uno, lo demás es...", ha dejado entrever.
Con respecto a su supuesta pertenencia a un grupo criminal, Rafael lo ha comparado con ironía esta trama en la que se ha visto envuelto con una "serie muy buena de ficción", alegando que estas acusaciones "lo único que hacen es dañar al artista".
En la operación en la que se han detenido a estas cuatro personas, la Policía Nacional intervino, tal y como confirma El País, 100 gramos de metanfetamina, 40 gramos de ketamina, tres botes de popper, varias bolsitas con mefedrona, una bolsita de 2CD (conocida como cocaína rosa), dos botes pequeños de GHB o éxtasis líquido, una caja de testosterona, un blíster de Viagra, un pequeño peso, ocho móviles y casi 6.000 euros en efectivo.
Sin embargo, a su puesta en libertad, la versión de Rafael Amargo es muy distinta. "Si te encuentras el alijo de Vilagarcía de Arousa, pues vale, pero si lo que ves es un cenicero con una colilla medio apagada que yo ni fumo...", ha reivindicado. Con tono espontáneo, buscando la complicidad de los periodistas, el coreógrafo se justificaba diciendo que en su casa "no había nada, más que mucha alegría y una casa donde se reúnen artistas y gente que quieren". "¿Qué hacéis vosotros cuando termináis de trabajar? Divertiros, ¿no? Pues yo igual. Soy un tío que le gusta la fiesta porque me gusta divertirme y me gusta celebrar. Me conocen todo el mundo y saben que soy un buen tío", ha planteado a los medios.
Un tema en el que no ha querido ahondar en exceso han sido esas 48 horas de encierro. "Esto le toca a una persona menos fuerte y se lo cargan, yo no he echado ni una lágrima, solamente de coraje cuando he tenido que declarar", manifestaba. Para él, "esto es cebarse, yo qué voy a ser un trapichero". Porque, en palabras textuales de Amargo, ha estado "en un calabazo tirado en el suelo lleno de mierda".
"Es difícil estar en libertad porque uno quiere decir lo que le da la gana", ha asegurado con rabia. "Yo todo eso ya lo diré, tendremos que hablar de la administración, para apoyar al pueblo y porque las calidades son... Un grupo de policías se han portado conmigo muy bien, pero los que están en el calabozo han sido nefastos, tratando mal a las personas, pegando voces. Yo diciendo: 'Chicos, tenemos que calmarnos, porque quien no ha hecho nada, nada pasa".