'Cuando el corazón llora' es una vida hecha libro con la que Tamara Gorro se reconcilia con su pasado para poder avanzar en el presente. A través de poco más de 300 páginas, la influencer nos hace partícipes de varios episodios que le marcaron de tal manera que le trajeron al punto en el que está hoy, con una depresión severa y un trastorno de ansiedad generalizado del que se encuentra en pleno tratamiento.
Es en este diario donde nos narra esa "infancia de mierda" que estuvo marcada por la drogadicción (y posterior muerte) de su padre. También esa desagradable situación de abuso sexual que vivió con apenas nueve años. Y así hasta llegar al presente, en el que probablemente nos encontremos el capítulo más duro de su vida: su intento de suicidio.
Mientras todo parecía ir bien en su perfil de Instagram, donde le siguen más de dos millones de personas (su familia virtual), Tamara estaba sumida en tal pozo que un día, cuando ya llevaba un tiempo en manos de una terapeuta, se planteó dejar de vivir. Así lo cuenta en su libro, pero también en una charla con Anne Igartiburu en la que la Gorro relata cómo vivieron tanto ella como su entorno este suceso que está segura de que no podrá perdonarse en la vida.
Aunque a lo largo de estos días se ha generado algo de confusión en cuanto al momento en el que se produjo este intento autolítico (algunos medios lo han fechado en su preadolescencia, justo después del episodio de abusos), la todavía mujer de Ezequiel Garay ha aprovechado este encuentro con la presentadora para aclarar que tuvo lugar hace apenas unos meses.
Dada la gravedad de su estado, querer quitarse la vida fue lo que obligó a su terapeuta a derivar a la de Móstoles a un psiquiatra. Ahora, tiempo después de aquello, la empresaria y colaboradora de televisión ha mostrado su empatía con esas miles de personas que a diario no ven otra vía de escape que no sea el suicidio. Y en su caso, tal y como cuenta en el vídeo, lo que le hizo querer seguir fue su familia.
"Yo nunca me lo podré perdonar, y mis hijos no deberían", le ha planteado a Igartiburu. Poniéndose en la piel de Shaila y Antonio Garay, que su "mamá" llegase al punto de preguntarse "y yo qué hago aquí, me voy" era una forma de "quitarles la vida a ellos", algo que ahora tiene claro que no se merecían.