{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Cuidar nuestro cuerpo es algo fundamental para sentirnos bien con nosotras mismas. Por eso, será muy importante ser conscientes de la importancia de seguir un buen tratamiento. En los últimos años, han aparecido una infinidad de productos que podrán confundirnos, por lo que será muy importante saber cuál utilizar y en qué momento hacerlo. Así, nos encontraremos con productos anticelulíticos, reductores y reafirmantes pero, ¿cuál se ajustará más a nuestro problema?
Para saber qué necesitas en cada momento deberás tener en cuenta varios factores. Por ejemplo, los anticelulíticos se encargarán de eliminar la piel de naranja y la celulitis, mejorando la textura de la piel y logrando una apariencia más lisa. Además, podremos aplicarlo en distintas zonas como los glúteos, las caderas, los muslos y las rodillas. También, gracias a sus componentes, podremos atajar el problema de la retención de líquidos.
Por su parte, los reductores serán los encargados de reducir el volumen corporal en las zonas donde se produce más acumulación de grasa. Por tanto, solamente habrá que utilizarlos en aquellas zonas que estén más afectadas, como puede ser los brazos, el vientre, los muslos y los glúteos. Sus resultados podrás notarlos en un solo vistazo.
Las cremas reafirmantes ayudarán a la dermis a recuperar su firmeza y estabilidad natural. Además, proporcionan firmeza, hidratación y nutrición. También, combaten los signos de envejecimiento y reduce la visibilidad de las arrugas. Además, podrás aplicar este tipo de cremas en cualquier parte del cuerpo.
Una vez que tienes claro qué tipo de producto se usa para cada momento deberás saber la importancia de aplicarlo correctamente. Así, será de vital importancia masajear la zona con movimientos circulares y en sentido ascendente.
Por tanto, será esencial saber qué producto se usa en cada momento. También, habrá que tener en cuenta el tipo de piel que tienes y la edad. Valorando todo esto, lo más recomendable es que sigas un proceso constante, tratando la piel cada día, tanto por el día como por la noche.