Violeta Mangriñán se dio a conocer en 2018, cuando se convirtió en pretendienta de Albert Barranco en 'Mujeres y hombres y viceversa'. Ascendería posteriormente al trono, y su exposición se multiplicaría tras su participación en ‘Supervivientes’, en 2019, donde conoció a Fabio Colloricchio. Desde entonces, su proyección no ha parado de crecer y ha afianzado su papel como influencer, compartiendo su día a día, sus reflexiones, o, desde el pasado verano, su experiencia con la maternidad de su hija Gala. Sus 2,2 millones de seguidores conocen muy bien a la Violeta de ahora, pero, recientemente, la valenciana ha mostrado cómo era la Violeta adolescente, llamando la atención sobre su cambio físico, que puedes ver en detalle en el vídeo que encabeza esta noticia.
Mangriñán ha aprovechado para hablar con su parroquia de fieles en uno de sus habituales trayectos en AVE. Desde que dejó Madrid y se mudó a Villa Favioleta, la casa que construyó desde cero en Valencia es frecuente que viaje a la capital, lugar al que previsiblemente volverá pronto. En los trayectos acostumbra a responder a hacer rondas de preguntas o contar su día a día. En uno de ellos, decidió tirar de hemeroteca y rescatar imágenes suyas de 2012, muchos años antes de ser conocida, cuando tenía un aspecto muy distinto.
La extronista nació en 1994, por lo que en las imágenes que ha compartido en sus stories de Instagram, fechadas en 2012, acababa de cumplir la mayoría de edad. Ella misma ha sido quien ha destacado su impactante cambio físico. "Once años de esta foto, cejas finas y pelo corto, con todos ustedes Dora", ha comentado con relación al popular dibujo animado que tiene el corte de pelo muy recto y por encima de los hombros.
A través del análisis de distintas fotografías, Violeta ha desmenuzado cuál era su aspecto anterior. "Un absoluto horror. 2012 archivado, borrado y quemado", se ha reído de sí misma al comentar una instantánea antigua en la que luce una banda fallera. Y ha comentado con humor varios de los elementos que componían el mismo.
Así, se ha detenido, por ejemplo, sobre su pelo, "a la altura de la garganta". Un seguidor le ha preguntado, de hecho, cómo ha hecho para conseguir, desde aquella imagen, la "melenaza" actual. Según Mangriñán, ha sido a base de evitar tintes, mechas, secador y planchas en la medidas de lo posible, además de dejándolo crecer e ir saneando las puntas cada dos meses. El resto, ha asegurado, es genética.
Pero si ha habido algo sobre lo que Violeta ha querido llamar la atención ha sido especialmente sus cejas, visiblemente mucho más finas que ahora, como "se llevaban" durante esa época. "Con lo que amo mis cejas, ¿cómo podía cometer semejante atrocidad en aquella época?", ha reflexionado.
Violeta ha aprovechado para recordar los consejos que le daba su madre, reconociendo que tenía la razón y lamentando no haberle hecho más caso: "Recuerdo que decía: 'lo que haces con sus cejas teniéndolas tan bonitas naturales es una atrocidad'. Y tanto que lo era", se ha reído de sí misma en stories.