Sabemos lo importante que es cuidar nuestra piel en verano, usando una alta protección solar e hidratándola a conciencia tras la exposición al sol. Pues bien, nuestro cabello también sufre las consecuencias de los días de playa y piscina, y si no le prestas atención puedes volver de las vacaciones con tu melena fosca,dañada y sin brillo. Seguir un protocolo “aftersun” para el cabello es esencial en verano y más sencillo de lo que imaginas. Todo es cuestión de interiorizar algunas rutinas que marcan la diferencia y te permiten seguir presumiendo de pelazo ahora y cuando vuelvas a pisar el asfalto. ¡Toma nota!
Los cuidados empiezan antes de que pongas un pie en la playa y son el mejor punto de partida para que los mimos posteriores sean aún más eficaces. Una semana antes de ir a la playa realiza una exfoliación capilar, bien en tu salón de belleza, bien en casa con un producto específico para que tu pelo se limpie y regenere de manera profunda.
Aplicar un protector solar para el cabello es un gesto que de debes repetir a diario durante las vacaciones, unos 15 minutos antes de salir de casa. Este tipo de producto crea una barrera que protege a tu pelo de las radiaciones solares, la sal del mar y el cloro de las piscina. Vuelve a aplicarlo después de cada baño.
El pelo acumula restos de sal y cloro que lo dañan y resecan, por lo que nada más llegar a casa debes lavarte el pelo. El resto del año puedes espaciar los lavados, pero no durante las vacaciones de verano.
Reserva el chorro de agua fría para el aclarado final, que ayudará a cerrar las cutículas y aportará brillo al cabello. Para lavarlo y eliminar todo tipo de residuos acumulados durante el día, es preferible que el agua que utilices esté tibia.
Utiliza un champú suave y, siempre que puedas, lava dos veces el cabello con él para asegurarte de que está bien limpio. A diario puedes utilizar un acondicionador que hidrate bien el pelo, pero dos días por semana aplica una mascarilla nutritiva desde la raíz a las puntas.
Tu cabello ya ha tenido la dosis suficiente de calor durante la jornada y, en la medida de lo posible, lo ideal es que lo dejes secar al aire. Si necesitas usar un secador ponlo a baja temperatura, y reserva el uso de la plancha o el rizador para la llegada del otoño.