Hemos de admitir que en los últimos tiempos nos hemos vuelto un poco locas con el cuidado de la piel. De la noche a la mañana hemos empezado a recibir información de todo tipo de cremas y componentes sin los que, al parecer, nuestra piel no lucirá tan firme, radiante y divina como nos gustaría. Así que nos hemos lanzado a utilizar retinoides, vitamina C, polihidroxiácidos o exfoliantes a diario sin tener todas las pautas que necesitábamos. La consecuencia de esto se conoce como indigestión facial e indica que es hora de revisar nuestras cremas.
Si a pesar de todos los cuidados que le aplicas a tu piel, comienza a verse irritada, aparecen granitos, rojeces y otro tipo de imperfecciones, es posible que tu rutina beauty no sea la correcta. Así que tu piel se queja como lo haría tu estómago después de un atracón de comida.
La piel, al igual que nuestro sistema digestivo, recibe y metaboliza los nutrientes que le aportamos y los selecciona para nutrir el nivel cutáneo. Si le das algo que no necesita o más de la cuenta, se indigesta. Así de sencillo. Y dependiendo de qué le haya sentado mal, así será la solución.
En líneas generales, podemos hablar de dos grandes tipos de indigestión facial, causadas por diferentes errores beauty y con sus propias manifestaciones en la piel:
Sea cual sea el tipo de indigestión facial que sufre tu piel, la solución pasa por darle un respiro. Necesita volver a equilibrarse, así que cuantos menos productos le apliques hasta que esto ocurra, mejor. Y los que elijas deben ir en la dirección opuesta a los que estabas utilizando.
Si tu piel estaba irritada e inflamada, es el momento de calmarla con productos suaves que ayuden a reducir la inflamación. Si, por el contrario, estaba saturada de grasa, debes tratar ese exceso y dejar que se regule, utilizando hidratantes muy ligeras que no aporten más grasa atu piel.