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Hace tiempo se hizo viral un 'trend' -una tipología concreta de vídeos- en TikTok que animaba a los usuarios a definir los productos que comprarían de nuevo en el caso de que les robaran todo su maquillaje. En esta serie de vídeos de distintos creadores que se pueden encontrar por la red social, sería raro, casi imposible, no encontrar una mención al colorete. Este producto que en la era de los maquillajes mates y opacos -años 90 y años 2000, sobre todo- quedó oculto por otros cosméticos de más relumbrón, ha resurgido entre sus cenizas. Mientras que las fanáticas del maquillaje cada vez hacen más grande su colección de blushes, el resto de personas que usan maquillaje ya no tienen solo uno, cada vez es más común que ocurra como con los labiales, que se acumulan varios para cambiar cada día. Esto ha dado lugar a un curioso fenómeno llamado 'ceguera del colorete'.
La demanda de 'blushes' (colorete en inglés) ha provocado que las marcas centren gran parte de sus esfuerzo en lanzarlos, estudiando las fórmulas y los envases más apetitosos en cada temporada para convertir un rubor en un objeto de deseo irresistible. En el caso de los productos de marcas de gama alta -Dior, Patrick Ta o Huda Beauty son algunas de ellas- se pueden llegar a pagar cifras que no estaríamos dispuestas a invertir en otros productos o servicios, igual más necesarios, pero no que no nos contentan tanto el alma. Ni de manera tan inmediata.
Lo cierto es que las estrategias funcionan y cada lanzamiento de las firmas se viven con locura por parte de los aficionados al maquillaje que no pueden parar de probar las novedades de las marcas, lo que se enlaza con el surgimiento de constantes tendencias virales a la hora de aplicar el producto. La popularidad de estas sube como la espuma en cuestión de días y justo eso es lo que tardan en ser eclipsadas por la siguiente: 'sunset blush' y 'boyfriend blush' son solo dos de las últimas de estas corrientes de maquillaje.
Productos: Blush Filter, de Huda Beauty, Miracle Pure Blush, de Max Factor y Beauty light Wand Pinkgasm Sunset, Charlotte Tilbury
Todo esto es el caldo de cultivo que ha dado lugar a la 'ceguera del colorete', un fenómeno que se desprende de la obsesión por este producto. Algunas personas, que no paran de usar rubor buscando ese aspecto de brillo saludable, se acostumbran al tono de forma que toda cantidad les parece poca y progresivamente van incrementando la cantidad de color que depositan en sus pómulos dando lugar a maquillajes demasiados pesados en este área, sin que ellos sean conscientes de ello.
Cegados su entusiasmo por el producto o por la tendencia de ensalzar el colorete cada vez van aplicando más sin ser conscientes que esto puede dar lugar a looks excéntricos en los que el colorete toma más protagonismo del que debería y ya no logra ese efecto de mejilla saludable y sonrosada sino que se produce un look que recuerda a las caricaturas. Y esto ya no solo ocurre en la red social donde se gestó sino que se puede ver en personas cuando caminas por la calle.
Pero hay que recordar que esta no es la primera vez que el colorete se convierte en protagonista, tan solo hay que echar la vista atrás hasta los años 80, cuando el color sobre las mejillas en tonos muy arriesgados como el fucsia o el morado eran de lo más habituales. Además, no se centraban solo en las mejillas y pómulos, sino que se difuminaba hasta las cejas y las sienes.