Seguramente ya sabrás que el uso del protector solar está recomendado a diario, no sólo para protegernos contra el envejecimiento prematuro, sino porque es una manera de disminuir las posibilidades de padecer cáncer de piel. Una vez interiorizado esto, puede que muchos días, sobre todo en verano, que con el calor no nos apetece abusar de la base de maquillaje, salgas a la calle solo con el protector solar. Y cuando llegas a casa, al desmaquillarte -algo que también es muy necesario hacerlo todos los días para el correcto cuidado de la piel- te das cuenta que este tipo de producto, casi invisible, es mucho más difícil de eliminar que una base de maquillaje.
Sin embargo, es necesario hacerlo a conciencia, porque de lo contrario se pueden generar impurezas -una buena limpieza nos puede ayudar a evitarlo- en la piel que den lugar a brotes de granitos. Esto es así porque los protectores solares están formulados para durar. Y además, lo indicado cuando pasamos varias horas al sol es reponerlo periódicamente para que siga haciendo su función. Además, la propia composición del protector va a dar lugar a que cueste eliminarlos. Son productos densos -dependiendo del uso que vayamos a hacer de él existen diferentes densidades- y tienen muchos elementos de base lipídica. Por otro lado, los laboratorios se afanan en mejorar cada año sus fórmulas y debido a que en verano estamos más en contacto con el agua, cada vez los protectores solares son más resistentes a esta. Por tanto, después, a la hora de retirarlos, con este mismo líquido, también nos costará más.
Una dificultad añadida a la hora de retirar el protector solar es que es prácticamente invisible y por tanto nos cuesta más apreciar cuando estamos limpiándonos la piel dónde queda residuo y dónde no. Pero es importante insistir y dedicarle el tiempo necesario a la limpieza después de las horas de sol, porque no hacerlo tiene consecuencias.
Por un lado la acumulación de protector solar puede dar lugar a aparición de acné o granitos, superficie apagada y sin vida, picor y todo ello puede generar acné e inflamación, reacciones de la piel que como sabemos se pueden agravar o simplemente, nos costará mucho deshacerlos de ellas. Otro motivo de peso para retirar el SFP es que si no lo hacemos da igual lo extensa que sea nuestra rutina de hidratación facial de después, porque los productos no se van a absorber por completo.
Si utilizas un filtro mineral que están formulados fundamentalmente a base de zinc, lo más adecuado es utilizar productos de base jabonosa que tienen más poder limpiador. Y es que este tipo de crema solar está diseñada para agarrarse a la piel y esta sobre todo indicado para pieles sensibles porque reducen mucho las posibilidades de experimentar una alergia.
Productos: Calendula Deep Cleansing Foaming Face Wash, de Kiehl's, desmaquillante en bálsamo de Flor de Mayo y limpiador antienvejecimiento en espuma, de Paula's Choice
Sabido esto, para asegurarnos de que no queda ningún resto de protector solar en la piel lo más adecuado es efectuar una doble limpieza. Esta consiste en higienizar la piel con dos productos con bases diferentes. Se comienza con un desmaquillante de base oleosa, que puede ser un bifásico o un bálsamo. Este tipo de producto lo que hace es desincrustar el protector de la piel. Una vez despegados, con el segundo paso, un producto desmaquillante con base de agua -unas espuma o un limpiador enzimático, por ejemplo- retiraremos todos los restos y dejaremos la piel enjuagada y limpia.
Para restaurar la hidratación podemos poner después de la limpieza un tónico que ayudará a reparar la sequedad de la capa córnea tras la exposición solar. Ahora sí, tras esperar unos minutos a que se asiente el tónico en la piel, podrás comenzar con tu rutina de hidratación. Y recuerda que todas las pieles la necesitan, también las pieles grasas.