Para una mujer, lucir una melena sana y con cuerpo es uno de los principales objetivos de belleza y para lograrlo, más allá de si se tiene un cabello fino o con algo de textura, la rutina de cuidados ‘beauty’ se torna clave. Factores a los que habría que añadir una alimentación y descanso adecuados y que se detallan a continuación.
El primer paso para conseguir un pelo frondoso es mantener el cuero cabelludo limpio y saludable. Para ello, la elección del champú se torna esencial. Aquellos que poseen ingredientes naturales como aloe vera, queratina o biotina, fortalecen el cabello y promueven su crecimiento, así que no pueden faltar en tu neceser. También resulta básico el uso de un buen acondicionador y mascarilla, donde ingredientes como el aceite de argán, aceite de coco o keratina, que lo nutren profundamente a la vez que reparan las puntas abiertas.
Resulta conveniente incluir en nuestra rutina los aceites naturales como el de argán, jojoba o almendra, ya que además de nutrirlo, estimulan el crecimiento y aportan brillo (siempre aplicándolos en las puntas y masajeando el cuero cabelludo también para estimular la circulación sanguínea).
Además, los suplementos nutricionales desempeñan un papel crucial en la salud capilar. Vitaminas como la A, E, y minerales como el zinc y el hierro son esenciales para el crecimiento. Tampoco falla recurrir a un corte de puntas regular y evitar el uso excesivo de herramientas térmicas como secadores, planchas y rizadores ya que contribuyen a debilitarlo y contribuir a que se vea más apagado.
Otro truco muy adecuado es recurrir a la hidroterapia capilar. O lo que es lo mismo, el uso de agua en diferentes temperaturas para mejorar la salud del cuero cabelludo y la melena en general. Puedes alternar entre agua caliente y fría durante el lavado para estimular la circulación sanguínea y fortalecer los folículos. Además, la hidroterapia puede ayudar a equilibrar la producción de grasa en el cuero cabelludo, manteniendo el cabello fresco por más tiempo.
Actualmente los centros de belleza cuentan con un amplio abanico de posibilidades de cara a concederle un extra de cuidado. En los últimos tiempos son muy demandados aquellos que incluyen biotina y extracto de ginseng.
En el primer caso hay que saber que la biotina, también conocida como vitamina B7, es esencial para el crecimiento del cabello; por lo que incorporar tratamientos capilares ricos en este compuesto fortalece el folículo piloso, mejora la textura del cabello y estimula el crecimiento.
Por otro lado, el ginseng resulta muy adecuado por sus propiedades estimulantes y fortificantes. Los tratamientos capilares que contienen extracto de ginseng pueden mejorar la circulación sanguínea en el cuero cabelludo, lo que favorece el crecimiento del pelo. Además, el ginseng tiene propiedades antioxidantes que ayudan a prevenir el daño causado por los radicales libres, promoviendo así una melena más saludable.
También triunfa la mesoterapia capilar, que consiste en la aplicación de sustancias nutritivas directamente en el cuero cabelludo. Estos compuestos incluyen vitaminas, minerales y aminoácidos que fortalecen el cabello desde la raíz y cuyos resultados son visibles prácticamente en el momento.
Las que deseen un paso más pueden recurrir al PRP, el Plasma Rico en Plaquetas, que es un procedimiento médico que utiliza tu propio plasma sanguíneo para estimular el crecimiento del cabello y que se ha vuelto cada vez más popular debido a sus resultados efectivos en la regeneración capilar. Un método seguro y no invasivo que puede mejorar la densidad y la calidad de la melena desde la primera sesión.
Otro a tener en cuenta es la terapia láser de baja intensidad, una opción que utiliza luz láser para estimular los folículos capilares que también puede aumentar la circulación sanguínea en el cuero cabelludo, fortaleciendo los folículos. Hay dispositivos portátiles disponibles para uso doméstico, así como tratamientos más avanzados en clínicas especializadas.
En definitiva, lucir un pelo con cuerpo es el resultado tanto de una buena alimentación como de una serie de cuidados que van más allá del mero uso de un champú o mascarilla, y por suerte el abanico de opciones es de lo más amplio.