Lucir un pelo bonito y sano no es solo el resultado de aplicar de manera constante tratamientos y productos adecuados, sino también en prestar atención a las herramientas que utilizas diariamente donde, los cepillos se convierten en una parte esencial. Un instrumento al que sin embargo no le prestamos la atención que merece, porque, ¿recuerdas cuándo fue la última vez que lo limpiaste en profundidad? Probablemente no.
Y es que has de saber que limpiar los cepillos a conciencia no solo prolonga su vida útil, sino que también evita que se acumulen residuos que podrían dañar tu cabello con el tiempo. Para las que tengan dudas sobre cómo hacerlo, con esta guía práctica no habrá lugar a dudas.
Antes de sumergirte en el proceso de limpieza, asegúrate de tener las herramientas adecuadas a tu disposición. Necesitarás un peine de dientes anchos, tijeras, champú suave, agua tibia y una toalla. En cuanto a cada cuánto tiempo hacerlo, dependerá de la cantidad de productos para la melena que uses y la frecuencia con la que te peinas. Como regla general, intenta limpiarlos al menos una vez al mes o cada dos meses para mantenerlos en óptimas condiciones.
El primer paso consiste en eliminar todos los pelos atrapados en las cerdas del cepillo. Puedes hacerlo fácilmente utilizando un peine de dientes anchos. Comienza desde la base de las cerdas y trabaja hacia las puntas, asegurándote de retirar todos los que se hayan acumulado. Si encuentras mechones especialmente enredados alrededor de las cerdas, ayúdate de unas tijeras para cortarlos, así evitarás tirar del cabello sano mientras intentas deshacerte de los enredos.
A continuación, mantenlos en remojo. Llena un recipiente con agua tibia y agrega una pequeña cantidad de champú suave (evita el uso de productos químicos agresivos o detergentes fuertes ya que pueden dañar las cerdas y comprometer la calidad de tu cepillo a largo plazo), introduce tus cepillos durante al menos quince minutos. El champú ayudará a ablandar la acumulación de productos capilares, aceites y suciedad.
Posteriormente, utiliza un cepillo de dientes viejo o de cerdas duras para frotar suavemente el que estamos limpiando y enjuágalo de nuevo para eliminar lo que quede de champú. Así eliminaremos cualquier residuo restante, garantizando una limpieza óptima.
Para terminar, sécalo completamente antes de usarlo nuevamente. Lo más adecuado es hacerlo con una toalla limpia para absorber el exceso de agua y luego dejarlo al aire. Evita el uso de secadores de pelo, ya que el calor excesivo podría dañar las cerdas del cepillo.
Por último, has de saber que el lugar donde guardes tus cepillos resulta clave para su mantenimiento. Asegúrate de almacenarlos en un lugar limpio y seco, evitando el baño, ya que la humedad puede fomentar el crecimiento de moho y bacterias.