En el día mundial de la lucha contra el cáncer de mama, abordamos un aspecto que podría parecer secundario, pero que durante el tratamiento puede ayudar a mejorar la calidad de vida: el cuidado de la piel.
El tratamiento oncológico provoca efectos secundarios y cambios significativos en la piel de los y las pacientes, volviéndola sensible e irritable. Su aparición y la severidad en que se manifiestan estos efectos depende de diversos factores, entre otros el tipo de tratamiento y las dosis que se administra o el estado previo de la piel, por esa razón es importante tomar conciencia antes, durante y después del tratamiento oncológico, para minimizar los efectos adversos que se puedan llegar a producir.
Antes de empezar las sesiones, es importante nutrir e hidratar en profundidad toda la zona. Durante el tratamiento, hay que prestar especial atención a las alteraciones que se vayan apreciando, evitando que se tenga que interrumpir por lesiones en la piel, intentando aliviar los efectos secundarios que aparezcan, tratando cualquier tipo de alteración e hidratándola en la medida de lo posible. Una vez finalizado, hay que poner el foco en recuperar la función barrera.
Para cualquier mujer, el cuidado de la piel es un paréntesis en el día, una manera de conectar consigo misma de manera íntima, una oportunidad para relajarse que puede ayudar no sólo a nivel físico, sino mental. Como dijo Sara Carbonero en la gala Elle x Hope, la cabeza es una parte importantísima del proceso, asegurando que los pacientes oncológicos necesitan calma, reducir el estrés lo máximo posible, cada uno como pueda. Cuidarse por fuera, puede ser uno de esos caminos para encontrar la paz durante unas horas al día.
Para el cuidado de la piel durante el tratamiento se debe recurrir a la cosmética adecuada, preferiblemente formulada a base de péptidos y con ingredientes como la vitamina E, el ácido hialurónico, la centella asiática o la manteca de karité y que contengan el mínimo de sustancias sensibilizantes e irritantes.
Una de las características más relevantes de los péptidos es su poder para estimular la producción de colágeno y elastina, dos elementos cruciales para mejorar la elasticidad y la firmeza. Además, promueven la renovación celular y la regeneración de la piel, que se traduce en la aceleración del proceso de cicatrización. Tienen también propiedades antiinflamatorias, de manera que ayudan a reducir la irritación y picazón provocada por los tratamientos.
La vitamina E actúa como un escudo que protege la piel de los radicales libres, además se le atribuyen otros beneficios como su poder de reparación celular, la facultad para mejorar los síntomas del eczema y la de promover el crecimiento saludable de las células de la piel, especialmente cuando se combina con vitamina F.
La hidratación, la elasticidad y la firmeza de la piel están íntimamente relacionadas con el ácido hialurónico, una molécula presente de manera natural en el cuerpo y conocida sobre todo por su gran capacidad para retener el agua. Además de mejorar la textura de la piel, es un ingrediente bien tolerado por las pieles más sensibles.
Otro de los ingredientes con propiedades regeneradoras, cicatrizantes, calmantes y restauradoras de la piel es la centella asiática. Es especialmente beneficiosa en el tratamiento de diversas afecciones cutáneas que pueden aparecer durante el tratamiento oncológico, como los eczemas, las quemaduras o la picazón.
Rica en vitaminas A, D, E y F, la manteca de karité es un ingrediente natural capaz de nutrir e hidratar la piel en profundidad, además de contribuir a su regeneración y cicatrización. Sus propiedades antiinflamatorias ayudan a calmar la piel de picores e irritaciones.
Quien mejor puede aconsejar a su paciente es su especialista, que puede orientar sobre el qué cosmética utilizar durante el tratamiento de cáncer de mama. Debes escuchar sus consejos, pero también es recomendable conocer que existen firmas de cosmética que han desarrollado líneas específicas para el cuidado de la piel durante el tratamiento de quimioterapia y radioterapia.
María Unceta-Barrenechea fue pionera en la cosmética oncológica desarrollando en María D’uol una completa línea para pacientes oncológicos. Sus fórmulas se basan en evidencias científicas y en ensayos clínicos, mediante la colaboración con oncólogos, hospitales y clínicas especialistas en tratamientos de quimioterapia y radioterapia.
ONC Dermology es una línea de cosmética oncológica desarrollada por Laboratorios Tegor formulada con ingredientes 100% naturales de alta tolerancia, cuya eficacia se basa en el aceite de baobab, extractos de aguacate y mango, aceites de jojoba, pepita de uva y oliva, y vitaminas E y F. De sus fórmulas destacan sus propiedades nutritivas y reparadoras, así como la capacidad para combatir la sequedad y otras afecciones cutáneas por sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y potenciadoras del sistema inmunológico.
Dermoaim es la línea de cosmética oncológica de Viventie, un laboratorio de cosmética natural que formula sus productos con ingredientes naturales, sin sustancias sintéticas, ni parabenos, siliconas, aluminio, ni componentes agresivos para la piel como los sulfatos.
No olvidamos uno de los efectos más visibles de la quimioterapia, que es la que afecta al cabello y al cuero cabelludo, pues a la caída del pelo se suma la irritación, descamación, picor y tirantez del cuero cabelludo. Sana-T, de laboratorios Serra Pamies, cuenta con una gama compuesta por tres productos para el cuero cabelludo: un champú hidratante, un serum calmante y una loción regeneradora para después del tratamiento.
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