'Face cupping': qué es, cuáles son sus beneficios y cómo hacerlo en casa

El ‘face cupping’ o cupping facial es una técnica de masaje facial que se realiza con pequeñas ventosas que se adhieren a la piel creando un vacío y posterior succión, con el fin de mejorar la salud y el aspecto de la piel.

Su origen se sitúa en la medicina tradicional china (Bà Guán) en la que tan importante es la técnica del masaje, como que éste se realice con el tamaño de ventosa adecuado para cada zona del rostro.

A este tipo de masaje se le atribuyen propiedades terapéuticas y, concretamente, en el rostro contribuye a estimular la circulación sanguínea y linfática, difuminar arrugas, aportar luminosidad a la piel, regenerar los tejidos y eliminar toxinas.

Es importante respetar varios puntos clave para obtener buenos resultados con el ‘face cupping’: aplicar un aceite o sérum en el rostro antes de comenzar el masaje, realizar siempre movimientos de dentro hacia afuera y en sentido ascendente, además, estos movimientos se deben practicar en una sola dirección, no de ida y vuelta, para estimular el drenaje linfático.

Algunas vips que llevan tiempo utilizándolo, entre ellas las Kim Kardashian, Gwyneth Paltrow, Victoria Beckham o Jennifer Anishton, han encontrado en el ‘face cupping’ una herramienta para aliviar el estrés, pero también uno de los mejores trucos de belleza para levantar los párpados, difuminar las arrugas, reducir las bolsas de los ojos o luchar contra la flacidez.

Cómo realizar el ‘face cupping’ en casa

La mañana es mejor momento del día para realizar este tipo de masaje y lo recomendable es que se repita entre dos y tres veces a la semana durante un par de minutos.

Antes de empezar a realizar el masaje con ventosas es necesario hidratar el rostro con un aceite esencial o un serum adecuado para las necesidades específicas de la piel. Los movimientos deben ser firmes pero suaves y si has preparado la piel, notarás que la ventosa se adhiere y resbala por el rostro con facilidad.

Utiliza el tamaño de ventosa adecuado para cada zona: las más grandes para el cuello y el escote, pómulos barbilla y frente y las más pequeñas para el contorno de ojos y labios.

Lo ideal es trazar una línea imaginaria que divida el rostro en dos mitades en sentido vertical para realizar el masaje primero en una mitad y después en la otra. Realiza tres pasadas desde la base de la nariz hasta la parte alta del pómulo, a continuación, haz el mismo movimiento desde la comisura de los labios hasta el lóbulo de la oreja y desde mitad de la barbilla hasta la mandíbula.

A continuación, realiza tres movimientos ascendentes en la frente, en línea recta y en sentido oblicuo desde el puente de la nariz hasta la raíz del pelo. El masaje sigue en la zona de los ojos, para ello realiza el movimiento desde dentro hacia afuera en el párpado superior e inferior.

Finalmente, utiliza la ventosa para masajear hacia abajo el puente de la nariz y termina con el cuello realizando movimientos en sentido ascendente, desde la clavícula hasta el hueso de la mandíbula.

Además de una ejecución correcta, este tipo de masajes necesita constancia para obtener buenos resultados y en caso de dudas, lo ideal es consultar con profesionales que te ayuden a manejar las ventosas de la manera adecuada.

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