Acaba de cumplir 61 años y Alaska tiene mejor aspecto que nunca, no sólo si se la confronta con ella misma, también si se la compara con cualquier mujer de su edad que no se haya aliado con la cirugía y la medicina estética para retocar y rejuvenecer su rostro.
Pómulos altos, óvalo definido, cuerpo más esbelto, cejas elevadas, frente tersa… es evidente que, más allá del buen hábito que lleva practicando toda la vida, el de no tomar el sol, la artista ha recurrido a la medicina para mejorar significativamente su apariencia física. Tanto es así, que el documental que está por estrenar comienza después de la última operación que se hizo la cantante.
Esta no es solo una conclusión que se deduzca de su imagen, sino que ella misma se ha declarado fan de las operaciones estéticas con estas palabras: “Me gustan las operaciones antiguas, las de los 60 y los 70, que todas las señoras tienen la cara así”.
Se ha hablado incluso de que podría tener una adicción a la cirugía, una acusación a la que ha respondido “Si fuera adicta, y si tuviera un cirujano menos prudente, probablemente esto sería otra cosa. Pero no soy adicta. No soy adicta a nada. ¿Cirugía? Pues hombre, sí. Si se pudiera hacer esto y lo otro, lo haría. Pero luego no lo haces porque tu vida son muchas cosas más. O sea, es una cosa más dentro de todo lo que forma parte de tu vida”.
Más allá de las cirugías, es evidente que Alaska se realiza de manera habitual algunos tratamientos estéticos no invasivos que le ayudan a mantener a rayas las arrugas, los volúmenes o la flacidez, en definitiva, tratamientos de medicina estética que ayudan a conseguir un mejor aspecto.
Si hay algo que caracteriza a Alaska, más allá de su vertiente artística, es su sinceridad y en lo que se refiere a su aspecto no ha dudado en reconocer las numerosas intervenciones que se ha realizado.
Hace un par de años hacía un alegato por la artificialidad en una entrevista con Pablo Motos señalando “yo también me he construido a mí misma, como Cher”. La cantante aducía que en la humanidad hay un problema con la artificialidad, pero “somos artificiales desde el primer momento. Somos artificiales porque nos vestimos y la cirugía estética lo ven como lo último. Pero ¿porque no vas a alterar algo si lo alteramos todo?”. Seguidamente, confesaba “Lo primero que me hice fue la nariz, luego el pecho, los pómulos y una liposucción”.
Recientemente, en el podcast ‘a solas con’ de Vicky Martín Berrocal, la mexicana confesaba que su relación con la cirugía no es tóxica y es algo que “va más allá de un ‘oiga, no me gusta mi nariz’, es un medio que permite una aproximación a lo que tú eres. Igual que yo me visto así, y tú te vistes así, y a veces coincidimos en gustos… lo que uno hace para mostrarse pasa por el maquillaje, por la peluquería, por mi casa y por las cirugías, en este caso. Es una construcción de lo que yo siento por mí misma”.
Más allá de las intervenciones que ha reconocido, diversos cirujanos estéticos han analizado los cambios que se han producido en el rostro de la cantante relacionándolos con un lifting facial combinado con un implante de pómulos. Con esta técnica combinada se elimina el sobrante de piel y se recolocan los músculos y la grasa para definir el ovalo facial, estirar la frente, eliminar los surcos del entrecejo y mejorar los ángulos y volúmenes de la cara.
Más allá de las cirugías, Alaska se declara a favor de ciertos retoques medico estéticos incluso en edades tempranas. Fue el pasado año, en el programa de Ana Rosa Quintana, donde salió el tema de la toxina botulínica, sobre el que Susana Díaz reconocía estar escandalizada con que las niñas de 18 años se estén regalando como regalo de cumpleaños unos pinchacitos, a lo que Alaska replicaba con esta afirmación: "De eso se trata, Susana, la toxina botulínica no crea una cara, lo que crea una cara son los rellenos. Si tú cuando eres muy joven te empiezas a pinchar la arruga nunca se va a formar, y eso es lo que está haciendo la gente joven".
Aclarada su postura, no hay más que mirar su rostro para ver que, efectivamente, en la cara de Alaska no faltan los pinchazos de botox, que se aprecian por la ausencia de líneas de expresión en el tercio superior de su cara, ni los rellenos con ácido hialurónico, que le han permitido remodelar las proporciones del rostro e hidratar la piel aportándole luminosidad, elasticidad y firmeza.
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