El tono de la piel determina en gran medida cuáles son los colores que más te favorecen y esta regla es aplicable a la ropa, al maquillaje y, por supuesto, al tono que elijas para la manicura.
Una manicura adecuada, con una forma bonita y un esmalte acertado, puede hacer que los dedos se vean más estilizados, pero también puede potenciar y dar luz al color de la piel y en el caso de la piel morena, hay que distinguir entre diferentes tipos de piel morena: tez cálida, neutra o fría.
Generalmente si tienes la tez morena, pero el cabello y los ojos claros, encajarías entre las morenas de subtono cálido, pero si tienes los ojos y el cabello oscuros, tu subtono sería frío. Esta regla, que suele funcionar, no es infalible, así que existen diversos trucos para saber cuál es tu subtipo de piel.
El primero y más sencillo es hacerse con dos trozos de tela, uno plateado y otro dorado, aunque también existen filtros para hacerlo cómodamente con el móvil. Estas teles se van a utilizar para rodear el cuello y los hombros para que puedas comprobar fácilmente cuál de estos dos tonos metalizados aporta luz y atenúa ojeras y líneas de expresión. Si es el plateado, tienes un subtono frío, si es el dorado, es porque tu subtono es cálido.
Otra manera de comprobar si eres morena fría o cálida, es observando el color de las venas a través de la piel. Cuando son azules, tienes un subtono frío y cuando son verdes, es cálido. Cuando tengas claro a cuál es el subtono de tu piel, todo será mucho más sencillo y lo que es aplicable a las uñas, podrás trasladarlo a tu ropa y tu maquillaje.
A las morenas de subtono frío les favorecen los tonos fríos como el blanco, negro, la gama de grises y azules, el burdeos, el fucsia, el amarillo mantequilla, el morado y el verde esmeralda.
También deben apostar por los tonos pastel, así como por los colores vivos y saturados que enciendan la piel como el rojo o el naranja quemado.
Las morenas de subtipo cálido, estarán más favorecidas si apuestan por los colores cálidos como el rojo, el coral, el naranja y el rosa pastel, el lavanda, los amarillos apagados como el mostaza y el bronce, así como todos los tonos tierra.
No obstante, hay algunos tonos fríos con los que les favorecen, como el azul turquesa, los lilas y morados, así como el verde oliva.
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