Aunque a veces lo hagan antes, el verano es el momento oficial en el que los polvos bronceadores salen a escena. Hemos pasado meses con el flexo o el fluorescente como única luz reflejada en nuestra piel y ahora que toca salir a la calle y pasar más tiempo al aire libre, necesitamos una ayudita para hacer que nuestra piel pegue un poco más con los días de sol.
El buen tiempo nos invita a estar más morenas pero eso es algo que lleva su tiempo y si lo queremos ya la única solución es recurrir a los polvos de sol, que nos dan un toque dorado y tostado luminoso. Pero tal es nuestro afán por ganar color que a veces aplicamos los polvos bronceadores sin ton ni son, lo que tiene como resultado un gran desastre, básicamente, porque los polvos bronceadores son el producto más complejo de utilizar. De un solo brochazo ya podemos arruinar todo el maquillaje. Y es que se trata de un producto de un color muy intenso y que hay que aplicar estratégicamente sobre el rostro para que quede bien. Es aquí donde está el quid de la cuestión.
Tendemos a aplicar los polvos de sol cuando llega esta época del año como si fueran los polvos base, es decir, por todo el rostro. Esto da como resultado no solo desigualdades de tono abismales entre la cara y el cuello o las manos, que hacen que se note el maquillaje y que quede completamente artificial, sino quee incluso se adquiera un tono naranja. Además, antes de aplicarlos, lo primero que debemos hacer es tener en cuenta los tipos de looks que podemos conseguir con ellos.
A pesar de que los polvos de sol se apliquen de una forma u otra según lo que se quiera hacer con ellos sobre el rostro, hay algunos tips generales a tener en cuenta cuando utilicemos este producto. De hecho, este apartado también podría titularse "Cómo no usar los polvos bronceadores", porque estos tips se basan en los errores más comunes que cometemos con ellos:
Estos se pueden encontrar tanto de distintos colores como de distintos efectos. Los más comunes suelen ser los tonos amarronados, que van desde tonos beige tostado hasta marrones realmente oscuros casi negros. Como los nuevos Airbrush Bronzer de Charlotte Tilbury, disponibles en cuatro tonos con ácido hialurónico.
También los hay más dorados o con toques de este color para dar brillo a la piel, como estos de Guerlain con notas doradas y rosadas, que dan efecto buena cara y luminosidad. Lo ideal para saber cuál es el que mejor nos sienta es probarlo en la piel, pero si no tenemos la oportunidad, podemos elegir el que sea un par de tonos más oscuro que nuestra piel para que no haya demasiada diferencia y quede natural.
En cuanto al efecto, este puede ser de acabado mate o satinado. Si nuestra piel tiene brillos ya de por sí o es grasa elegiremos el primero, como estos de Maybelline.
Mientras si tenemos una piel mixta y apagada lo mejor es optar por el efecto satinado que aportará un brillo natural. Un ejemplo de ellos son estos de Identy Beeauty, que dejan un efecto como de haber tomado el sol.
Hay diferentes formas de aplicar los polvos bronceadores. La primera de ellas, que es la más típica, como si nos hubiese dado el sol. Para esta se puede usar el truco del 3. Este consiste en aplicar los polvos empezando en la frente, continuando en la sien haciendo la primera curva del tres y después marcar el pómulo y termina en la línea de la mandíbula hasta el cuello. Después sacudiremos la brocha y difuminaremos todo. Otra de las formas es imitando la incidencia de los rayos del sol, es decir, en la raíz del cabello, en las mejillas y tabique y la barbilla, difuminando con movimientos arriba y abajo y sonriendo.
Los polvos bronceadores también se pueden usar para esculpir el rostro, es decir, para hacer 'contouring'. Aquí entran también en juego el corrector y el iluminador. Disimula con el corrector las ojeras y bolsas, marca los laterales del tabique y el pómulo dibujando tres líneas verticales. Marca el tabique con el bronceador y después aplica la regla del 3. Más tarde, aplica un extra en la frente, las mejillas y barbilla. Difumina estratégicamente.
Por su parte, la maquilladora Charlotte Tilbury propone "crear ángulos sobre el rostro sobre las sienes, pómulos y la mandíbula para dar definición instantánea". Después, "aplica un todo de contorneado más oscuro en ambos lados de la nariz e intégralos. Ilumina la parte central de la nariz con un tono más claro." Y no se detiene en el rostro: "Puedes sombrear los bordes de brazos y piernas e iluminar el centro para dar una ilusión de una figura más esculpida", añade.
A pesar de que es un error usar los polvos de sol por todo el rostro, si queremos un efecto súper bronceado también hay un truco para conseguirlo. Se basa en usar lo mínimo posible de producto e ir contorneando el rostro dibujando pequeños ochos. Así se esculpe el rostro y se da profundidad. Hay que difuminar muy bien para que no quede demasiado oscuro al extremo y muy claro al frente. Es decir, la complicación está en repartir bien y uniformemente el producto.