Las melenas rizadas son, sin lugar a dudas, espectaculares, siempre que estén bien cuidadas, claro. Y esto a veces puede resultar más complicado que con otro tipo de cabellos, ya que los rizos son tan bonitos como delicados y necesitan de cuidados específicos. Y estos empiezan por la elección del champú. Y es que no basta con que en la etiqueta ponga “para pelo rizado”. Hay que indagar un poco más en el listado de componentes y conocer cuáles son los que debemos evitar.
El cabello rizado precisa de una hidratación extra, además de evitar los componentes que hacen que se reseque en exceso, para conseguir un rizo bonito y evitar el temido frizz. Por eso, apunta ya qué componentes no deben aparecer nunca en la etiqueta de tu champú. Y seguro que te suenan, porque nos referimos a los sulfatos, parabenos, siliconas y alcohol.
Los sulfatos en el champú tienen la capacidad de actuar como lo que podríamos llamar un detergente. Es decir, son capaces de producir espuma y eliminar la suciedad y la grasa del cabello. Esto es algo que, en principio, parece ser lo que le pedimos a cualquier champú, que elimine todo resto de grasa y suciedad de las fibras capilares.
El problema es que se trata de un agente químico que hace que el pelo pierda su humedad natural, algo que necesitan aún más los cabellos rizados, y que se reduzca la producción natural de grasas, por lo que el resultado, con el tiempo, es una melena reseca y con falta de hidratación. Además, los sulfatos, en cualquier tipo de cabello, pueden provocar sequedad y picores en el cuero cabelludo, especialmente en aquellas personas con piel sensible.
Para que puedas detectarlo entre los componentes de un champú, suele aparecer nombrado de diferentes maneras, pero las más habituales son laurilsulfato sódico, lauril éter sulfato de sodio y lauril éter sulfato de amonio.
Otro componente que en principio tiene una función bastante lógica y necesaria para garantizar que un champú se mantenga en buen estado, ya que se trata de un conservante. Su función es evitar que crezcan en el champú hongos y bacterias de cualquier tipo. Se ha usado durante décadas, pero en los últimos tiempos se ha cuestionado su seguridad y se le atribuyen provocar afecciones en la piel o reacciones alérgicas.
En lo referente al pelo rizado, se trata de un químico que elimina los aceites naturales que hidratan y nutren el cabello, por lo que su uso continuado lo reseca en exceso, al igual que ocurre con los sulfatos. Aparece en los envases con términos que acaban en -paraben: benzylparaben, methylparaben, propylparaben o butylparaben.
Este ingrediente es el más tramposo de todos, porque es el que resulta más adictivo por sus aparentes resultados. Aparece en champús, pero sobre todo en mascarillas y productos de peinado, y deja el pelo aparentemente hidratado, sin encrespamiento y brillante. Pero en realidad las siliconas crean una capa en la fibra capilar que dificultan la oxigenación del cabello, haciendo que con el tiempo se reseque y la cutícula se dañe.
De esta manera se pierde el brillo natural y la hidratación propia del cabello, haciendo que pueda ser costoso llegar a recuperarla. Las encontrarás bajo nombres como dimethyl silicone, dimethicone, polymethylsiloxane o polysiloxane.
El alcohol es otro de esos ingredientes que aparecen en los champús tradicionales y que afectan a la textura y salud del cabello. Le restan fuerza, volviéndolo cada vez más fino y delgado, e impidiendo que el pelo nuevo crezca fuerte y sano. Si usas un champú que no contenga alcohol tu cabello recuperará con el tiempo toda su fuerza y resistencia.
Entre los componentes de un champú aparece generalmente bajo los nombres de propanol, etanol y alcohol isopropílico.
Nos gustaría decirte que si cambias a un champú libre de todos estos componentes vas a notar los efectos desde el primer lavado. Pero hay que ser realistas y atender al proceso (saludable y reparador) al que se va a someter tu cabello. Se trata de un proceso detox, en el que vas a librar a tu melena de todos esos ingredientes que han estado dándole un falso aspecto de vitalidad e hidratación, por lo que se va a encontrar sin sus propios aceites naturales y sin los que le ofrecían esos productos. Esto quiere decir que, probablemente, se verá seco, apagado y algo encrespado.
Pero paciencia, porque en breve podrás empezar a comprobar el efecto regenerador que se produce en el cabello. En un par de semanas notarás que tus rizos están menos apelmazados y con un aspecto más sano. Y en un par de meses podrás comprobar por ti misma cómo hay un antes y un después. Por eso te invitamos a que no te desanimes, aunque los primeros lavados no te ofrezcan el cabello con el que soñabas, porque llegará antes de lo que piensas, recuperando su fortaleza, hidratación y brillo, pero esta vez por sí mismo.
Tampoco te frustres cuando compruebes que tu nuevo champú no hace tanta espuma como los que usabas anteriormente. Piensa que no contiene sulfatos, el detergente que producía la espuma, pero eso no quiere decir que no lo estés limpiando correctamente. Pero seguro que lo descubres por ti misma en un par de lavados, mientras que tus rizos se preparan para lucir más espectaculares que nunca.