La mascarilla de protección contra el coronavirus ha hecho que cambiemos completamente nuestra forma de maquillarnos. Primero y a la zona del rostro que más ha afectado ha sido a los labios, que dejaron de pintarse o buscar nuevas fórmulas porque la mascarilla no hacía más que mover los productos, especialmente si eran satinados. Pero no es el único producto con el que la mascarilla la ha tomado. En prácticamente la misma situación que el labial está el iluminador
Es aplicarse el iluminador y que este quede marcado en la mascarilla. Y no solo eso, que quede borrado o que de repente el brillo se haya movido por toda la cara y al final acabe donde no le corresponde. Especialmente si se trata de esos iluminadores que hacen que la piel se vea efecto 'glow' porque además de luminosidad dan jugosidad a la piel.
Pero eso ocurría hasta ahora, y es que igual que ocurría con el pintalabios, llevar iluminador con mascarilla tiene truco. O varios. Así que, toma nota porque si estabas renunciando a usar tu iluminador por la mascarilla en la cara, estabas cometiendo un grave error.
Lo primero que debemos hacer para conseguir que el iluminador resista a la mascarilla en la cara es preparar el rostro. Y no nos referimos a limpiar y aplicar cremas y tratamientos, que también, sino a usar 'primer'. Este producto hace que la piel se suavice, que los poros se minimicen y que la tez reciba mejor el maquillaje, por lo este durará mucho más tiempo aunque llevemos la mascarilla puesta durante varias horas o tengamos que quitárnosla y ponérnosla numerosas veces. Una opción de prebase es esta de Identy Beauty, disponible por 29 euros.
Después de aplicar estratégicamente el iluminador, es decir, en las zonas que le corresponde para señalar los ángulos del rostros, no se debe dejar sin más, este se debe expandir para que se funda mejor con a piel y, además quede más natural. Al esparcirlo, la capa de producto será mucho más fina, lo que hará que menos parte de este se quede pegado en la mascarilla o se emborrone.
Para que esto tampoco ocurra, comienza a maquillarte con bastante tiempo antes de salir de casa. El producto se secará y asentará en la piel y así será más complicado que la mascarilla acabe con él.
Por eso, también es importante, después de dejar reposar el iluminador que acabamos de aplicar, sellar el maquillaje, ya sea con polvos y con spray. Estos productos también habrá que dejarlos reposar sobre el rostro para que la mascarilla no arruine su efecto. Un spray es este de Benefit y está disponible en Sephora por 35,99 euros.
Con este producto, en concreto en spray, hay que tener cuidado de no echar demasiado, ya que es líquido y puede conseguir el efecto contrario de lo que se quiere lograr. Es decir, que el rostro quede como acartonado o que el maquillaje parezca que se derrite. Por eso, si lo prefieres, puedes apostar por estos polvos de Charlotte Tilbury, disponibles por 42 euros.
Por su parte, otro de los trucos para conseguir que el iluminador dure y dure es no aplicarlo el último de los productos sino como un paso intermedio de la rutina de maquillaje, por ejemplo, justo después de aplicar el corrector y la base o tras maquillar la mirada para así no apoyarnos sobre el que se aplica en los pómulos y o al final de la sien cuando dibujemos el eyeliner o para evitar que se pegue al rostro la sombra de ojos sobrante que cae del párpado.
Un truco para que el iluminador no se mueva con la mascarilla en la cara es el de aplicarlo con ella puesta. Sin duda, algo que no puede sonar más raro pero es la realidad. Y es que, así sabremos exactamente dónde aplicarlo evitando la mascarilla. Al menos, en la parte superior del rostro. En definitiva, potencia esta zona. En este sentido, marca la parte del pómulo justo por debajo de la ojera, la sien dibujando una “c” algo más pequeña, el arco de debajo de la ceja, y el tabique nasal. Solo quedaría marcar el arco de cupido y la parte baja de los pómulos. El iluminador del primero no se moverá demasiado porque esa parte, aunque está cubierta por la mascarilla de protección, queda muy alejada de ella, y el segundo, podemos llegar a ellos extendiendo el ‘highlighter' de la sien y el de la parte superior del pómulo o más cercana a la ojera.
Otro de los trucos es utilizar un iluminador concreto para cada parte del rostro. Es decir, no tiene el mismo resultado ni resiste lo mismo un iluminador sólido que uno en crema o en polvo. Por eso, para las zonas que no se ven cubiertas por la mascarilla se puede usar un iluminador en polvo y, por ejemplo, para el pómulo uno líquido que podamos mezclar con la base de maquillaje.
Y no olvidemos que no solo el 'highlighter' en sí mismo puede iluminar. Hay más productos que pueden hacer las veces de él bien utilizados, en concreto, el corrector. Este puede aportar puntos de luz haciendo contouring, de tal forma que se puede aplicar tapando la ojera pero también bajo la ceja y en el lagrimal para dar luz a la mirada, en los lados del tabique y en el arco de cupido para dar volumen. Una opción es este de Charlotte Tilbury, disponible por 40 euros.