A estas alturas, queda claro que la copa menstrual es una de las formas más sanas, ecológicas y económicas de gestionar nuestra regla. Por plantearlo con un ejemplo práctico, piensa cuántos tampones o compresas gastas a lo largo de un ciclo menstrual y, después, multiplícalo por diez años. Ese es la vida útil estimada de una copa menstrual, a lo largo de la cual cada uno de esos tampones tardará en biodegradarse seis meses, mientras que las compresas tardarán mucho más (según algunas estimaciones, unos 300 años).
Queda claro que, tanto en términos económicos como ecológicos, la copa es la opción más sostenible. Por unos 20 euros, tienes un método reutilizable, respetuoso con tu cuerpo y barato con el que gestionar tu regla sin generar residuos. Hay dos tamaños, dependiendo de tu edad y de si has dado o no a luz, y la venden en cualquier farmacia o supermercado. Ahora bien, es normal tener ciertas reticencias y dudas antes de usarla. Una de las más habituales, cómo se limpia después de cada uso.
Esta copa de silicona se introduce en la entrada de la vagina, se adapta a ella y acumula toda la sangre que produzcas, hasta un máximo de doce horas. No mancha, ya que si está bien colocada hace ‘efecto vacío’, y no tiene más misterio que doblarla en uve, introducirla y esperar. Después, la limpias y vuelves a empezar.
Sin embargo, la primera vez que la vas a usar antes de cada ciclo (y también inmediatamente después de comprarla) hay que darle un lavado más exhaustivo, una esterilización. Se trata de un proceso muy sencillo que tan solo requiere una olla o una cacerola, agua y fuego. Para ello, coloca la olla con agua en tu cocina (que sea suficiente como para hundir la copa) y ponla a hervir con la silicona dentro. Una vez el agua entre en ebullición, déjalo de 3 a 10 minutos, para eliminar cualquier bacteria, virus u hongo, que desaparecen a una temperatura de unos 140 grados, según los estudios. Una vez pasado ese tiempo, basta con apagar la vitro y dejar enfriar el agua, para después retirar la copa de la olla con las manos limpias.
Esta es la forma más sencilla de esterilizar la copa menstrual, pero no la única. Hay decenas de productos y utensilios que ayudan a esterilizarlas incluso si no estás en casa, como las tabletas esterilizadoras o los esterilizadores eléctricos, por ejemplo, que usan ozono y rayos UV para retirar hasta el 99.9% de patógenos en apenas 5 minutos. Se trata aparatos muy compactos y pequeños, por lo que son perfectos si pasas mucho tiempo fuera de casa.
Una cosa es esterilizar la copa cada vez que vas a sangrar y otra es la limpieza que debes darle entre usos, que puede variar, dependiendo de la cantidad de flujo, entre las dos y las diez veces diarias. En cualquier caso, no se recomienda pasar más de 12 horas sin retirarse la copa menstrual, y cada vez que lo hagas deberías lavarla con un jabón neutro y las manos bien limpias. Una vez termine tu ciclo, vuelves a esterilizarla y la guardas en su bolsita. ¡Así de sencillo!
Sin embargo, aunque sigas esta rutina de limpieza es probable que, después de un tiempo usándola, coja un tono amarillento o marrón. No hay por qué preocuparse: la explicación es sencilla y tiene que ver con la propia sangre, que se acumula en las paredes de la silicona sin que nos demos cuenta.
No es difícil acabar con este color: basta con usar el mismo truco que con nuestra ropa interior cuando se mancha de sangre y usar agua oxigenada. Coge un barreño y llénalo con este líquido, para después sumergir la copa menstrual. Déjala toda la noche y, a la mañana siguiente, no quedará rastro de estos tonos. Otra forma de hacerlo es usar los esterilizadores eléctricos de los que hablábamos antes, aunque en ambos casos comprobarás cómo la copa pierde su color original.
No uses ningún producto en la copa que no utilizarías directamente en la zona genital: nada de alcohol, lejías ni geles antibacteriales que puedan afectar a tu zona íntima.