Eugenia Silva es una de las mujeres más guapas de nuestro país. A sus 45 años, la empresaria continúa ejerciendo como modelo, motivo por el cual los cuidados de su rostro y de su cuerpo son imprescindibles en su rutina. Estos días, la madrileña ha estado disfrutando con su familia de unos agradables días de descanso y relax en Formentera, vacaciones que se han acabado viendo accidentadas después de que la modelo sufriera un inesperado accidente en la cara.
Can Eu, la casa de playa que la modelo comparte con su marido Alfonso de Borbón y sus hijos Alfonso y Jerónimo ha sido, como tantos otros veranos, el lugar escogido por ellos para alejarse de la frenética y ruidosa vida de la capital. Días de calma y paz sin compromisos profesionales (o al menos no tantos) cuyo cierre ha resultado desembocando en el peor de los escenarios.
Después de cambiar de isla y viajar a Palma para atender unos asuntos relacionados con su agenda profesional, Eugenia regresaba a su isla pitiusa cuando sufrió un accidente en el avión al quemarse la cara con un té hirviendo. Un accidente tras el cual los miembros de la tripulación han tenido que atenderla y hacerle unas curas de urgencia, antes de aterrizar y poder ser vista por un equipo médico.
Con un apósito de tamaño considerable en la barbilla, Eugenia Silva ha querido compartir con todos sus seguidores el incidente que ha marcado el fin de sus vacaciones (al menos durante unos días) y que podría dejar secuelas en su rostro si no se le cura bien.
"Anoche, en el aeropuerto de Palma de Mallorca me abrasé la cara con un té hirviendo. No es grave, pero tengo que estar así varios días", dice con rostro de preocupación y resignación en sus últimos stories.
Un percance tras el que no le queda otra que parar, tomar aliento y recuperarse para que las quemaduras no acaben dejando marca en su rostro y pueda retomar su carrera como modelo e imagen de las importantes firmas de moda y belleza con las que trabaja. "Not my favourite summer" (no está siendo mi verano favorito), ha lamentado después al publicar otra instantánea en la que se la puede ver de nuevo con la parte inferior del rostro vendado.