Nos encanta seguir las tendencias, pero no podemos olvidar que para que funcionen hay que adaptarlas a nuestro estilo y a nuestro físico natural. Esto último es fundamental cuando hablamos de cambiar el color del pelo, ya que no es lo mismo ponerte un jersey que no te convenza y que te puedes quitar al llegar a casa, que hacerte unas mechas con la intención de que duren y acompañen mucho tiempo. Por eso es importante elegirlas teniendo en cuenta cuál es tu tipo de pelo, tanto su color de base, como el largo.
Si estás pensando en hacerte un cambio de look en el cabello está claro que las mechas son una excelente opción, por eso te contamos cuáles son las que más te van a favorecer según tu tipo de pelo. Pero antes, te hacemos un breve resumen de los tipos de mechas que más se llevan y en qué consisten:
Las mechas pueden ser unas perfectas aliadas a la hora de remarcar el volumen natural de nuestro pelo, o de aumentarlo si eso es lo que queremos. El contraste entre luces y sombras, sumado a un efecto degradado es ideal para conseguirlo. Las balayage y las mechas californianas son las que más te ayudan a jugar con los volúmenes y a conseguir ese efecto que deseas.
Cuando se trata de cabellos cortos volvemos a hablar de mechas californianas, pero esta vez en versión “mini”. Al igual que las babylights, funcionan muy bien, sobre todo en cabellos rubios. Han de ser mechas finas para que el resultado sea natural, ofreciendo relieve y luz. La intención es que no parezca que llevas mechas, así que no hay que aclarar más de un tono y medio.
El cabello rizado es el más delicado a la hora de darle color, por eso es mejor evitar dar mechas tradicionales de la raíz a las puntas. Lo ideal es decantarse por unos reflejos naturales o mechas sunlights. Y en la medida de lo posible, no decolorar el cabello, optando por tratamientos suaves.
Esta tendencia llegó para quedarse. Las mechas californianas no pasan de moda, y aunque también favorecen a las castañas, hay que admitir que es los cabellos rubios donde mejor quedan. Si eres rubia natural y te has dejado crecer la melena, puedes disfrutar del efecto veraniego en tu pelo gracias a este tipo de mechas, en las que la raíz es más oscura que las puntas, que pueden llegar a decolorarse muchísimo.
Nuevo nombre para nuevas mechas. En realidad, para nueva técnica. Las flamboyage se hacen con cinta adhesiva de unos 10 centímetros y se trabajan por mechones. De esta manera se combinan diferentes tonos de manera aleatoria para conseguir un color luminoso, repleto de matices, y muy natural. El resultado es degradado, pero con los diferentes tonos fundidos y muy bien integrados en el cabello.
Las morenas también pueden aclarar su cabello para darle luz y volumen, pero huyendo de los decolorados fuertes. La intención es, una vez más, conseguir un resultado radiante pero muy natural. Para ello las grandes triunfadoras son las mechas caramelo, que parece que van a ser la alegría de los cabellos oscuros durante varias temporadas.
Que una castaña se haga mechas no significa que quiera ser rubia, y a veces ese límite es un poco delicado a la hora de elegir el tono más adecuado con el que conseguir el efecto luz y aclarado. La técnica balayage en tonos bronce aporta brillo y calidez al cabello castaño, con un ligero efecto pelirrojo de lo más favorecedor, que se adapta muy bien al color natural del pelo.
El ojo de tigre es un mineral en el que confluyen diferentes tonos muy favorecedores, como el avellana, bronce, ámbar y miel. Y este es el nombre que reciben las mechas que combinan estos tonos y que favorecen muchísimo a las castañas. Se aplican en medios y puntas para conseguir un resultado natural que no exija mucho mantenimiento.
Las melenas pelirrojas pueden darle una luz muy natural a su cabello gracias a las mechas en tonos miel y caramelo, utilizando la técnica balayage. De esta manera se crean puntos de luz pero sin caer en el excesivo contraste y respetando toda la belleza de los cabellos pelirrojos.
Otro nombre de lo más original y apetecible para unas mechas que consiguen hacer más cálida tu melena. Se trata de una combinación de la técnica balayage y el ombré, para conseguir un efecto marcado que huye en parte de lo natural. Las raíces se mantienen más oscuras y se va aclarando el pelo, con matices dorados, al llegar a las puntas.