En ocasiones lanzarte a la cocina a elaborar una receta de repostería puede resultar tedioso o frustrante, por la dificultad que requiere conseguir la textura o el sabor idóneo. Pero siempre hay alternativas más sencillas para quien decide sumergirse en el mundo de la repostería y salir airoso, con un delicioso postre entre las manos.
Este es el caso de la panna cotta, una tradicional receta italiana -hecha a base de nata-, que te sorprenderá por su facilidad, su rápida preparación y su delicioso sabor, que te trasladará directamente a Italia.
Prepárate para triunfar ante tus comensales más exigentes con este clásico postre. Te explicamos cómo hacer panacota, en unos sencillos pasos.
Con todos los ingredientes sobre la encimera, lo primero que tienes que hacer es poner las hojas de gelatina en un recipiente, cubrirlas con agua fría y dejar que se ablanden durante 5-10 minutos, mientras sigues con el resto de la receta.
Lo siguiente es verter la nata, la leche, las cucharadas de azúcar glas y la vaina de vainilla o rama de canela en un cazo. Llevarlo al fuego -a potencia media/alta- y esperar hasta que esté a punto de ebullición -comenzarás a ver burbujitas-. Es el momento de retirar el cazo de la cocina y de sacar la vaina o la rama del preparado de panna cotta.
Vuelve a por la gelatina que has dejado reposar en un bol, sácala escurriendo el exceso de agua y échala en el cazo. Remueve la mezcla hasta que las hojas se disuelvan completamente.
Finalmente echa sobre un recipiente -o varios individuales- todo el contenido, deja que se enfríe a temperatura ambiente y directo al frigorífico durante 4-5 horas para que solidifique.
Recuerda sacarla de la nevera 30 minutos antes de consumirla, para que esté a temperatura ambiente -aunque si lo prefieres, también puedes comerla fría-.
Para presentarla colócala en un platito y elige lo que prefieres: miel, caramelo o chocolate fundido -derrite unas onzas al microondas o en un cazo-, para verter por encima de la panacota y alrededor de ella -la cantidad ira en función de lo amante de lo dulce que seas-. Como toque final acompaña el postre con algunos arándanos, fresas, frambuesas o moras.
El exceso de panacota podrás conservarla en el frigorífico durante 3-4 días sin problema, siempre que la cubras con papel de film para evitar que coja olores de otros alimentos.
Plátano, fresa, mango… elige tu fruta favorita para convertir una tradicional panna cotta en un delicioso híbrido.
Lo único que tendrás que hacer es triturar estos alimentos, que dependiendo del tamaño necesitarás una o varias unidades -por ejemplo, si te decantas por el plátano, usa 1 o 2; si eres más de mango, con uno te servirá y si utilizas fresas, que sean 4 o 5-.
En este punto tienes dos opciones: verter la fruta triturada en la mezcla inicial del cazo o echar una pequeña cantidad en varios recipientes -que suponga 1/2 o 1/3 del envase- y meterlos en el congelador durante 30 minutos, para que solidifique.
Cuando tengas listo el preparado de panacota y lo hayas retirado del fuego -previo al punto de ebullición-, saca del congelador los recipientes con el batido de fruta cuajado y rellénalos con el contenido del cazo -cuando esté a temperatura ambiente-, hasta el límite. Por último, mételos en la nevera durante 4-5 horas antes de consumir.