El cabello pierde brillo cuando las escamas que recubren su superficie se levantan de manera que la cutícula se vuelve rugosa y no es capaz de reflejar la luz. La alteración de la capa superficial del cabello se puede producir por diversos factores y la mayoría se corresponden con un mal uso de herramientas de calor, los rayos UV y los productos químicos que contienen los champús, acondicionadores y tintes.
Para recuperar el brillo hay que hacer que las escamas permanezcan pegadas unas a otras y para conseguirlo es necesario cambiar algunos hábitos e incorporar otros nuevos en la alimentación y al lavar, tratar, peinar y secar el cabello.
Una alimentación con déficit de vitaminas A, C y E afecta a la salud a muchos niveles, entre otros la salud capilar. La vitamina A estimular la producción de colágeno, mejorando la textura del cabello y evitando que se vuelva quebradizo, la vitamina C es un potente antioxidante que ayuda a fortalecerlo y la vitamina E protege de los rayos UV y de la contaminación ambiental.
Por otra parte, están esos malos hábitos adquiridos en la higiene capilar: cepillados bruscos con el cabello mojado, herramientas de calor mal aplicadas y a altas temperaturas, champús, acondicionadores y tintes inadecuados, falta de hidratación y de protección a las agresiones provocadas por el sol.
El primer consejo es llevar una dieta equilibrada incluyendo en la dieta alimentos ricos en vitaminas A, C y E. La vitamina A se encuentran en alimentos de origen animal ricos en grasas como los huevos, la carne roja, la leche y las vísceras, en todas las frutas y hortalizas de color naranja y amarillo intenso (zanahorias, naranjas, albaricoques…) y en muchas verduras de hoja verde como en el brócoli y la espinaca. La vitamina C se obtiene de frutas y verduras como el melón, el kiwi, los cítricos, la piña, los frutos rojos, el pimiento, o el brócoli. Los alimentos ricos en vitamina E son los frutos secos (nueces, almendras, avellanas…), las semillas (pipas de girasol, sésamo, semillas de lino…) y los aceites derivados de ellas, así como en el aceite de oliva.
Lo ideal es elegir champús con ingredientes más naturales, sin sulfatos, siliconas y parabenos porque son menos dañinos para el cabello, ni lo debilitan, ni lo resecan, ni lo deshidratan, sólo lo limpian. También es importante espaciar los lavados y si tienes el cabello graso, usar un champú adecuado para evitar que se reseque y se abra la cutícula. Finalmente, controla la cantidad de champú que utilizas porque si usas más de la cuenta será difícil aclararlo bien, quedarán residuos y el resultado será un pelo mate y sin brillo.
Un buen hábito para darle brillo al cabello es realizar un último enjuagado con agua fría (no hace falta que esté helada). El agua fría ayuda a mejorar la circulación sanguínea del cuero cabelludo, ayuda a mantener el color y aporta brillo porque cierra la cutícula del cabello evitando la rotura de la fibra capilar. Si el agua de tu casa contiene mucha cal, añade una cucharada de vinagre de manzana en una botella de un litro de agua y date el último enjuague con esta mezcla.
También se recomienda realizar una exfoliación cada mes, de este modo oxigenas el folículo piloso, retiras las células muertas y exceso de grasa del cuero cabelludo y eliminarás impurezas y restos de producto del pelo.
Mantener la hidratación y nutrición es fundamental para que el pelo brille, por eso otra buena costumbre es aplicar mascarillas hidratantes una vez a la semana. Son un chute de ingredientes para el cabello que mantienen la unión entre las estructuras de queratina. Una buena recomendación es aplicarla sobre el cabello húmedo (que no gotee) y dejarla actuar 15 minutos. Los resultados serán mejores si te colocas un gorrito o una toalla caliente.
Cuando te lavas el pelo, trata de desenredarlo de manera correcta: empieza de abajo hacia arriba, es decir, empieza desenredando las puntas y ve ascendiendo poco a poco y sin pegar tirones. Utiliza un peine adecuado a tu tipo de pelo, no trates de peinar un pelo grueso y abundante con un peine de púas finas. También es una buena costumbre cepillarse el pelo antes de lavarlo porque eliminarás residuos de productos de styling y porque después será más fácil desenredarlo.
Alejar el cabello del calor e intentar dejarlo secar al aire es otro hábito muy sano para conseguir devolver el brillo a tu pelo. Si para ti es imprescindible usar el secador, hazlo a la temperatura más baja y procura mantenerlo separado del cabello. En cuanto a las planchas y tenacillas, que tampoco son recomendables, lo ideal es que las uses a temperatura media, con el cabello completamente seco y habiendo aplicado previamente un protector térmico.