Encontrar ese perfume con el que nos sentimos identificadas plenamente es el resultado de una búsqueda tan especial como personal. No dejan de aparecer nuevos perfumes que podrían conquistarnos por completo, pero lo cierto que hay perfumes clásicos que nunca pasan de moda y que nos hacen sentir únicas.
Por mucho que necesitemos innovar en determinadas épocas, es innegable que nos gusta volver, una y otra vez, a esas fragancias que llevamos pegadas a la piel desde hace tantos años. Los perfumes clásicos, “los de toda la vida”, tienen esa capacidad de hacernos sentir seguras y poderosas.
Te proponemos un viaje aromático a través los perfumes que han formado parte de tu vida, de una manera u otra, porque es muy posible que, aún sin saberlo, estés deseando que vuelvan a formar parte de ti.
Se lanzó en 1998 y supuso toda una revolución olfativa que nos hacía pensar en sensualidad y misterio. Es posible que la usara tu madre y se la robaras a escondidas para desprender un aroma hipnótico a bayas rosas y flor de azahar. Al tiempo, se trata de un perfume fresco y luminoso, en el que también se encuentran notas de azucenas, lirios, sándalo, incienso y cedro. Si vuelves a olerlo, es muy posible que caigas rendida a su poder.
Hay perfumes cuya fama sobrepasa todos las épocas y permanecen siempre actuales y modernos. Seguramente el mejor ejemplo es el perfume Nº 5 de Chanel, creado en 1921 con la intención de crear un perfume de mujer “que oliera a mujer”. Marilyn Monroe dormía solo con él y el tiempo y la calidad lo han convertido en todo un objeto de culto.
La Rosa de Mayo y el Jazmín de Grasse son las dos materias primas de excepción que han hecho del Nº5 una auténtica revolución en la historia del perfume. Y lo cierto es que todas hemos sucumbido a él (o lo hemos deseado) en algún momento de nuestra vida.
Se lanzó en 1999 y nos hizo olvidar todo lo que sabíamos de perfumes hasta el momento para sumergirnos en un aroma original y transgresor. Llevarlo era estar en un nivel superior, ultrasensorial, vibrante y luminoso. Recuperar esa sensación tan intensa nos resulta muy tentador y estimulante. Ultraviolet es una combinación de notas florales con pinceladas de osmanto japones, violeta, chile y ámbar. Una mezcla poderosa que nos atrapó con toda su potencia y seducción.
En el año 2000 aparece un perfume que iba a representar la frescura y elegancia que estábamos buscando. Era casi obligatorio que nuestra madre o hermanas mayores lo utilizaran en algún momento y aprovecháramos para usarlo en aquellos días en los que queríamos sentirnos especiales. Combina notas de bergamota, té de Ceylan y extracto de yuzu para conseguir un aroma potente y duradero, pero limpio y natural, que nos sigue encandilando a día de hoy y que nos parece perfecto para cualquier ocasión.
Esta es la colonia que hacía que quisiéramos ser mayores cuanto antes. Había una especie de progresión natural en las colonias y perfumes que nos hacía pasar de Don Algodón a Anaïs Anaïs, una especie de gesto con el que decías “ya soy mayor”. Nos parecía embriagadora entonces y nos lo sigue pareciendo ahora. Volver a usarla es una mezcla entre recibir una caricia de infancia y un impulso hacia delante. Te aseguramos que su mezcla de rosa dulce, sándalo e incienso sigue siendo tan adictiva y misteriosa como lo era entonces.
Un perfume mítico como pocos y uno de los más vendidos de todos los tiempos. Se lanzó en 1970 y es todo un símbolo de elegancia, frescura y atemporalidad. Son millones de mujeres en todo el mundo las que confían en su aroma impecable cítricos como la lima, la mandarina, el limón y el pomelo, mezclados con rosas silvestres, jazmín, albahaca, ámbar o pachuli. Es uno de esos perfumes que, si te conquistan, te hacen olvidar a todos los demás.
Este perfume nos atrapó con una fuerza difícil de igualar. Contenía en un frasco único toda la energía juvenil que se veía representada en Manhattan, la ciudad que nunca duerme y en la que proyectábamos nuestros sueños. Utilizar 212 de Carolina Herrera era ser mayor, independiente y con estilo propio. Cactus, flor de azahar, bergamota y mandarina son las notas principales, combinadas con azucena, jazmín, lirio de los valles o sándalo.
Un perfume intenso y especial que surge como tributo a la valentía y la fragilidad de la amapola en el año 2000. Su desafío era hacer surgir a esta flor dentro de la ciudad y hacer un mundo más bello. Su aroma opulento, floral y aterciopelado es inconfundible y, a día de hoy, ya sabemos que atemporal y moderno a rabiar.