Durante el verano la crema solar se convierte en una gran aliada no solo cuando vas a la playa, también cuando sales a la calle en horas centrales del día y proteges tu rostro, tus hombros o tus piernas de la exposición solar. Pero desde que acaba el verano parece que guardamos las cremas de protección y no nos acordamos de ellas hasta que vuelve a llegar la época estival. Pero ojo, porque la protección solar sigue siendo necesaria en invierno, más aún si te vas unos días a lugares nevados, y lo cierto es que el blanco de la nieve y el hielo puede suponer un peligro para nuestra piel.
La radiación del sol no es únicamente la que recibimos directamente de este, existen otros tipos, como la reflejada, una radiación en la que ciertos elementos, como puede ser la nieve o el hielo, actúan como espejos, reflejando una gran cantidad de radiación. Es más, la nieve es uno de los elementos que más radiación reflejan, más aún cuando está totalmente blanca e impoluta. Esto es algo que, en cualquier momento que hayas ido a la nieve, has podido notar en los ojos, pues sin gafas de sol el exceso de luz por lo blanco que está el ambiente te molesta bastante en la vista.
Por eso mismo es clave ponerse protección solar en las zonas corporales expuestas a la nieve y el sol, que debido al frío suele ser la cara, las orejas y el cuello. En esta época en la que la nieve es la protagonista de muchas montañas, pueblos y ciudades es muy importante cuidar la piel, pues se une la radiación solar directa con la reflejada por la nieve. Un factor clave, pues al reflejarse en la nieve no solo nos afecta la exposición superior del sol, también ese reflejo que nos viene desde abajo a zonas que no acostumbran a estar expuestas al sol.
¿Qué protección es mejor utilizar? Pues se aconseja que no sea una crema con una protección menor de 30, aunque lo ideal es que siempre sea de un factor 50 o superior, pues tienen una eficacia más duradera en el tiempo y suelen ser cremas más densas y protectoras frente a todo tipo de radiaciones. Además, es clave mantener tu piel hidratada, pues el frío puede resecarla o deshidratarla, protegiendo también tus labios, que pueden verse afectados por la exposición al sol y al frío.
Pero además de la cara y el cuello, por muy abrigado que puedas ir, es fundamental proteger tus manos con guantes o, si no los llevas, utilizando también cremas hidratantes para evitar la sequedad o la irritación después de su exposición al frío. Además, no olvides unas buenas gafas de sol que protejan tu vista del exceso de radiación y te permitan ver sin ningún tipo de deslumbramiento.
Entre las cremas que pueden venirte de perlas para tu rostro en la nieve está la Crema Solar Tacto Seco UVA/UVB 50+ Rostro de Clarins, ideal para todo tipo de pieles y con una gran duración, pues aconseja su renovación cada dos horas. Por su parte también cuentas con el Sun Perfect Fluido Perfeccionador de Lancaster que cuenta con una protección de 50 sobre la radiación solar pero, además, es una fórmula que te permite evitar las arrugas o las manchas oscuras gracias a su efecto antienvejecimiento.
Otra alternativa es la gran protección que ofrece el Anthelios Fluido Invisible de La Roche-Posay, un protector solar para el rostro con un factor de 50+ adecuado para todo tipo de pieles, además de ser hipoalergénico. Tiene un acabado invisible perfecto para lucir tu rostro como nunca en la nieve pero totalmente protegido frente a la radiación reflejada que provoca la nieve.
Aunque el verano acabe recuerda no guardar tus cremas de protección solar, pues el sol continua proyectando radiaciones sobre nuestra piel el resto del año y, especialmente en la nieve, es peligroso por su efecto reflejo, por lo que es necesario tener tu piel bien protegida e hidratada en todo momento para que sufra lo menos posible.