A la hora de tratar nuestra piel tendremos que tener en cuenta las características de la misma. Es por eso que los mejores tratamientos serán aquellos que estén hechos gracias a los distintos ácidos, que serán beneficiosos para un tipo de piel u otras. De esta manera conseguiremos un resultado rápido, jugoso y, sobre todo, brillante. Los ácidos se encargarán de eliminar todas las células muertas, además de regenerar la piel de forma natural.
Los ácidos AHA son ácidos carboxilados y suelen estar presentes en una infinidad de alimentos. El ácido glicólico lo encontraremos en el azúcar de caña, en el láctico de la leche o en los cítricos. Estos se podrán disolver en agua. Por su parte, los ácidos BHA no se disuelven en agua y penetrarán en la dermis gracias a los folículos sebáceos. Dentro de este, nos encontramos con los salicílicos que serán muy adecuados para aquellas personas con acné. Pero, ¿cuáles serán los mejores dependiendo del tipo de piel?
Una vez que ya tenemos claro los distintos grupos de ácidos, lo mejor es que les pongamos nombre. Así, el ácido glicólico será aquel que tiene una gran capacidad exfoliante, diciéndole ‘adiós’ a todas las células muertas. Además, también formará parte de los peelings químicos, ya que cerrará bien los poros, eliminará las manchas de la piel, regulará la producción de sebo y estimulará la producción de colágeno. Este será perfecto para aquellas pieles más grasas o que sufran de algún inconveniente como la rosácea.
Por su parte, el ácido salicílico es perfecto para tratar los granos, los puntos negros y las impurezas. Además, se recomienda para aquellas pieles más gruesas, como las masculinas, aquellas que son grasas o que tienen acné. Eso sí, habrá que tener mucho cuidado con los productos con los que se combina este, ya que pueden dañar mucho el rostro.
El ácido láctico mejorará el aspecto de la piel, proporcionándole suavidad, hidratación y luminosidad. Además, será perfecto para pieles más secas y sensibles y combatir los primeros signos de la edad.
El ácido mandélico eliminará las células muertas y será perfecto para las pieles grasas y con acné, tanto para el brote como para el post-acné.
Por su parte, el ácido azelaico es bastante fuerte y será muy eficaz para aquellas pieles que tienen acné, rosácea, inflamación o hiperpigmentación. Además, será ideal para aquellas pieles grasas o que tengan manchas.
Por último, el ácido tricloroacético será solamente para uso médico, ya que podrá exfoliar la piel hasta sus capas más internas e, incluso, los efectos secundarios se podrán observar pasando unos días.
Antes de aplicar cualquier tipo de ácido habrá que tener en cuenta el tipo de piel que tenemos y, sobre todo, qué cantidad y cómo debemos aplicar. Lo mejor será consultar un especialista, que te dirá en qué formato aplicarlo y cuántas veces por semana.