Los cambios de temperatura siempre pueden resultar perjudiciales para nuestro cuerpo. Por eso, cuando hace mucho frío podremos observar cómo nuestra piel se reseca; también, el pelo será otra de las zonas de nuestro cuerpo que se verá considerablemente afectada; y más con la unión de las temperaturas gélidas y el viento en el exterior con contraste de las calefacciones y el ambiente más seco en los interiores. Con todo, el invierno será todo un reto a nivel capilar. Pero, ¿cómo se podrá proteger el pelo del frío y de los cambios de temperatura? Lo mejor será que sigas una serie de consejos para que evitar que el cabello se estropee y b pierda su calidad y su brillo.
En los meses de más frío será normal que lavemos el pelo con menor frecuencia, ya que, al haber una menor transpiración, no será tan necesario. Así, la recomendación será lavarlo únicamente cuando esté sucio. Eso sí, en el caso de que practiques algún tipo de deporte, esto será más complicado, ya que se ensuciará con más facilidad y tendrás que evitar que se acumulen distintos residuos, así como sudor. Por eso, en los meses de invierno, lo mejor será elegir un champú que tenga componentes hidratantes y, sobre todo, tendrás que vigilar muy bien las cantidades. Las propiedades astringentes de la espuma favorecerán la electricidad estática del cabello.
También, para cuidar nuestro pelo habrá que controlar la temperatura del agua. Aunque lo más normal será que te apetezca darte una ducha caliente, lo cierto es que lo mejor será, a la hora de lavar el cabello, que se haga con agua más templada o, incluso, fría. Si está muy caliente podrá provocar un aumento de la porosidad y el pelo se resecará con más facilidad. El agua muy caliente podrá dañar la piel del cuero cabelludo y barrer esos aceites naturales, además, podrá inflamar las glándulas sebáceas y se favorecerá, de nuevo, la aparición de caspa. Al final del lavado habrá que aclarar con abundante agua para evitar que se seque la cutícula.
Además de cómo debemos lavarnos el pelo, habrá que tener muy en cuenta cómo hay que secarlo. En invierno será muy complicado dejar que este se seque al aire, por eso, el secador se convertirá en un gran aliado. Eso sí, habrá que ser consciente que este aparato podrá causar ciertos daños sobre el cabello y podrá afectar a su estructura natural, así como estropear la fibra. Es por eso que, después de utilizar muchas horas el secador, podemos ver como el cabello está más seco y con las puntas abiertas.
Para utilizar menos minutos el secador, una buena idea será secar bien el pelo tras salir de la ducha. Así, la humedad se absorberá más rápidamente y esto acortará los minutos de uso del secador. Otro elemento que se tendrá que convertir en fundamental es el protector térmico, que habrá que aplicar por todo el cabello antes de encender el secador y situar la boquilla a unos 15 o 20 centímetros de la cabeza. Además, no será recomendable ponerlo a una temperatura máxima.
Con los cambios de temperatura será normal que el pelo se deshidrate, se vuelva poroso y opaco. Además, si vives en algún lugar donde haya mucha humedad, el pelo se inflará y se volverá encrespado. En el caso de que haga mucho frío, las hebras del pelo se contraerán y esto hará que se rompa fácilmente. Por eso, será muy importante hidratar bien el pelo con mascarillas hidratantes, al menos una vez al mes. Otra buena opción será que acudas a la peluquería con cierta regularidad para cuidarlo cómo más lo necesita.
Además, será aconsejable que huyas de los gorros y las coletas y, más, si tienes el pelo un poco húmedo o mojado. Al ser tan importante la hidratación será básico beber mucho e hidratarse, unos dos litros diarios. También, intenta evitar aquellos productos que puedan encrespar más el pelo y aplícate un buen sérum o aceite capilar.