Durante su juventud, Carmina Ordóñez tuvo una vida agitada. Considerada una de las reinas del papel corché, no había día que sus escarceos amorosos no fueran portada de alguna revista de corazón. Además, también era considerada una de las famosas más bellas de nuestro país, convirtiéndose en uno de los rostros más valorados. Eso sí, parece ser que lo de encontrar el amor le costó un poco más y, por eso, pasó por el altar hasta en tres ocasiones.
Su primer matrimonio, probablemente fue el más conocido de todos, fue con Francisco Rivera, quien también era torero como su padre, Antonio Ordóñez. La boda tuvo lugar el 16 de febrero de 1973 cuando Carmina tan solo tenía 17 años. El enlace se llevó a cabo en la Iglesia de San Francisco El Grande, en Madrid, donde todos los vecinos del barrio de agolparon para ser testigos de uno de los enlaces del siglo.
La celebración, que se iba a desarrollar a partir de media tarde, comenzó con retraso, debido a que el novio llegó tarde a recoger a su madre y madrina, Agustina Pérez, debido a un atasco. Tampoco la madre y la hermana de Carmina lo tuvieron nada fácil, ya que habían estado ayudando con la novia con el vestido y, al final, se acabaron perdiendo el enlace. Ambas fueron fotografiadas como un mar de lágrimas.
Para ese día tan especial, la joven se decantó por un diseño de la firma Herrera y Ollera y estaba confeccionado en seda natural, hecho en manga larga y con el cuerpo ajustado. También, lucía distintos medallones bordados por todo el vestido en plata y cristal. Uno de los accesorios que más llamaba la atención era la majestuosa diadema, de inspiración lituana, de la que caían 26 metros de tul.
El matrimonio con Paquirri duró seis años y juntos tuvieron dos hijos; Francisco y Cayetano. Tras divorciarse, el 30 de marzo de 1984, Carmina se dio el ‘sí, quiero’ con el cantante Julián Contreras. Aunque esta vez fue por lo civil y en una ceremonia íntima celebrada en Miami. Para este nuevo enlace, Carmina se enfundó un diseño de Jorge Gonsálves. El cuerpo estaba confeccionado en gasa transparente y cubierto de distintas capas de tul. Además, la falda tenía una abertura central, a través de la que se podían intuir las piernas de la novia. También, la novia optó por lucir un tocado floral.
Casi dos años más tarde nació el único hijo de la pareja, Julián. El 21 de marzo de 1988, la pareja volvió a ratificar su matrimonio, aunque en esta ocasión lo hicieron bajo los ojos de Dios. Así, se casaron por la Iglesia en una íntima ceremonia en Madrid y acabaron divorciándose en 1994.
Su siguiente y último matrimonio fue con el bailarín Ernesto Neyra, probablemente una de sus relaciones más complicadas y tóxicas. Fue en 2001 cuando ella le denunció por maltrato, aunque la Justicia desestimó su petición. La boda se celebró en noviembre de 1997 en el cortijo Águila Real de Guillena, en Sevilla.
Esta vez no fue un enlace íntimo y acudieron 250 personas. Para su tercera boda, Carmina se decantó por un vestido con flores 3D, escote recto y falda abullonada. Además, también se enfundó una chaqueta de gasa blanca. Para su cabello, eligió un discreto y simple recogido con dos horquillas de flores secas. Carmina acabó divorciándose de Ernesto y falleció en 2004.