Aunque se haga con mucha ilusión, podría decirse que organizar una boda es un trabajo a tiempo completo. Un proceso en el que cada detalle cuenta para hacer de este día, un momento inolvidable. La elección del enclave, el catering, música, fotógrafo, decoración… Todo cuenta, y en el caso de la novia, si hay un punto clave es la elección del vestido. Una decisión que no es tarea fácil y que suele venir acompañada de muchos quebraderos de cabeza.
La creación de un vestido de novia ha de ser un proceso bonito, que se recuerde con cariño, y por eso no hay nada mejor que hacerlo con tiempo y sin prisas. Aún así, hay ciertos apuntes a tener en cuenta en su elaboración con el fin de no equivocarnos en un día tan especial.
Para conocer el punto de vista de una experta en la materia, hablamos con Inés Martín Alcalde, una de las diseñadoras de trajes de novia más emblemática de nuestro país, cuyos diseños se caracterizan por tener identidad propia. Una vida dedicada al mundo de la aguja en donde la creatividad es una constante; y es que si algo tiene Inés, es que debe encajar a la perfección las preferencias de la novia en el look nupcial con un acabado exquisito.
En cuanto a los puntos clave para dar con el diseño de novia perfecto. Comienza diciendo que lo primero es tener buena sintonía con el diseñador elegido. “A mí, antes de aceptar cada proyecto, me gusta quedar antes con la novia, ya sea en persona o por videollamada, para conocerla y ver si tenemos el mismo ‘feeling’. Creo que resulta fundamental para poder transmitir con el vestido, sus cortes y tejidos, su personalidad en un día tan especial. Me gusta que el proceso sea lento, para poder empaparme de todos los detalles y poder conocerla mejor. Al final todo eso se refleja en el resultado final y me parece imprescindible”.
También hace hincapié en que el diseño de la prenda es algo que debe recaer solo en la novia. “No debes dejarte influenciar por nadie. Es tu gran día y al final la que lo va a recordar en primera persona eres tú. Está bien aceptar consejos pero no hay que dejar que la última palabra la tenga otra persona”, cuenta.
Otra de sus premisas es que la novia se sienta cómoda con lo que lleve. “Un buen diseño debe permitir a la novia moverse con soltura, adaptarse a su cuerpo de una forma natural y permitir que disfrute de su día al máximo”.
A nivel práctico recalca que si se tiene que decantar por un tipo de vestido, sus favoritos son los diseños transformables a los que se le puede quitar la cola en el momento del baile. “Me gusta jugar con las longitudes para crear vestidos transformables que permitan que la novia esté siempre cómoda. O modelos con diferentes capas a los que se le pueda añadir o quitar en función de las preferencias y el momento”.
Por último, también defiende que tiene que contribuir a que se sienta segura de sí misma. “El vestido tiene que ir completamente acorde con tu forma de ser. Guíate por el corazón, pues si no te sientes tú, entonces no habremos hecho un buen trabajo”, concluye.