Thalía y Tommy Mottola llevan más de veinte años casados, algo que merece todo el mérito para ellos, que han sabido mantenerse unidos haciendo frente a todas las dificultades que han enfrentado, también aceptando los éxitos del otro, y formando una bonita familia, a pesar de que en origen nadie apostaba por ellos.
Comenzaban su relación un año antes de jurarse amor eterno, en 1999. Thalía era una joven actriz y cantante de 28 años que triunfaba gracias a su belleza, talento y pasión por su trabajo. Mottola era un productor musical consolidado, que recientemente se había divorciado de su segunda esposa, Mariah Carey.
Se conocieron gracias a una cita a ciegas que les organizaron Emilio y Gloria Estefan y poco después volvían a reencontrarse en Miami. Él la invitaba a pasar el verano en su casa de Los Hamptons, y ella, tal y como revelaría en declaraciones a través de su cuenta de Instagram, “Llegué con 12 maletas, mi perrito, ¡y nunca regresé!”.
La boda llegaba tras apenas un año de relación, la pareja se casaba el 2 de diciembre del 2000, en la Catedral de San Patricio en Nueva York. Una boda que consiguió captar la atención de todo el mundo, por la fama de ambos.
“Fue todo un cuento de hadas, esa boda en San Patricio. Una catedral hermosa, con mi madre, con mi familia, con mis amigos, con todas las celebridades, que eran amigos de Tommy en ese momento, ¿qué puedo decir?”, escribía la cantante en sus redes sociales al recordar ese día.
Fue un día especial para la pareja y por eso quisieron compartirlo con sus seres queridos, aunque en su caso, la lista de invitados, que ascendía hasta las más de 1200 personas, contaba con nombres tan destacados como Michael Jackson, Marc Anthony, Julio Iglesias, Jennifer Lopez, Ricky Martin, Robert de Niro, Juan Gabriel, Barbra Streisand, Tony Bennet o Bruce Springsteen. Los padrinos de la ceremonia no podían ser otros que el matrimonio Estefan, que vieron antes que nadie que estaban hechos el uno para el otro.
Uno de los momentos más esperados en cualquier boda es el instante en el que la novia hace acto de presencia, desvelando así el secreto mejor guardado, su vestido. Thalía era consciente de esto y no defraudó, llegando con un llamativo vestido de corte princesa, que acompañó con un voluminoso recogido y una cola de 17 metros.
Era un diseño del mexicano Mitzy, confeccionado en raso, seda y tul, con incrustaciones de cristales Swarovski y perlas, así como con hilos de plata. Se dijo que el vestido pesaba 70 kilos y había costado unos 500.000 dólares.
Fue una gran boda, en la que no escatimaron en detalles y lujos, los novios intercambiaron anillos de Cartier, la lista de regalos estuvo a cargo de Tiffany & Co. y contaron con una tarta nupcial de 14 pisos, de más de metro y medio de altura y decorada con mil rosas de azúcar.
Fue una gran celebración en la que no faltaron las risas, el baile (como el protagonizado por Jennifer Lopez y Dany DeVito) y la música en directo. La propia Thalía recordaba en el programa de Jimmy Fallon cómo, en un momento de la velada, sobre el escenario se reunieron Donna Summer, Gloria Estefan y Marc Anthony.