Para sorpresa de muchos, tras veinte años de relación y con cinco hijos en común, Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger se casaban. Al parecer, decidían dar este paso animados por sus hijos, pero también como manera de formalizar una relación que para ellos estaba ya más que consolidada.
Esta no era la primera boda para el cantante, quien había estado casado anteriormente con la socialité Isabel Preysler. Una boda que fue todo lo contrario a la que protagonizó junto a Miranda, discreta y tras una larga relación.
Con Isabel se casaba pocos meses después de comenzar su noviazgo, el 20 de enero de 1971, cuando esta ya estaba embarazada de Chábeli, quien nacería ocho meses después del enlace, y celebraron una boda que se convirtió en el acontecimiento del año.
Cuando Julio y Miranda se conocieron, el cantante tenía 47 años y la joven modelo holandesa, 22. Cuando esperaban su primer hijo en común, al que llamarían Miguel, Julio llegó a decir de ella en conversación con la revista Hola que Miranda “es la mujer a la que más quiero y la que más he querido en toda mi vida, la más importante de todas. Sin ella ya no podría vivir”.
En aquel momento, Miranda aseguraba que se casarían cuando naciera su segundo hijo, pero el tiempo dejó claro que sus planes no eran estos, pues tras el segundo (al que llamaron Rodrigo) llegaron las mellizas, Victoria y Cristina, y, después, un quinto hijo, Guillermo. Todos ellos antes de la prometida boda.
Hubo que esperar al 24 de agosto de 2010 para poder ver a Julio y Miranda jurarse amor eterno y aun así esto no fue tarea sencilla, pues se trató de una ceremonia íntima, familiar y en la que casi no hubo invitados. El artista se encargó de ir llamando a sus amigos para darles la buena noticia cuando ya se había celebrado la boda.
La ceremonia religiosa se celebró en la parroquia de la Virgen del Carmen, de Marbella, y fue oficiada por el padre Luis de Lezama. El resto de las celebraciones fueron en su finca de Ojén, en la Costa del Sol, un enlace íntimo al que sí que tuvo acceso la citada revista, que publicó un completo reportaje del enlace.
Los novios optaros por lucir looks relajados y desenfadados, pero no se saltaron la tradición de que la novia fuera vestida de blanco (aunque en este caso el novio también escogido ese color). Miranda llevó dos trajes, ambos blancos, en algodón y encaje, firmados por Oscar de la Renta.
“Que se hayan cumplido veinte años desde que nos conocimos no ha sido el motivo de casarnos ahora. El motivo principal es que era el momento justo”, dijo el cantante en el reportaje de la revista Hola. Tras la boda, regresaron a su finca, Cuatro Lunas, donde celebraron una misa.
El vestido blanco no fue la única tradición que cumplieron, la novia lanzó el ramo, los novios protagonizaron un beso de recién casados y hasta hubo tarta nupcial.