La boda de Marisol y Carlos Goyanes fue un gran acontecimiento que congregó a más de 4.000 personas a la puerta de la iglesia. Tuvo lugar en mayo de 1969 y, a pesar de que ya no era una niña, Pepa Flores, conocida por todos como Marisol, era el prodigio del cine español y en todos los hogares se sentía como si fuera de la familia.
Pocas personas han tenido tanta popularidad en nuestro país, y la suya fue tan desmedida, que para poder hacer una vida tuvo que apartarse por completo del foco mediático, sin ningún tipo de concesión. En cuanto al novio, era el hijo de Manuel Goyanes, el productor al que Marisol debía su carrera y que la había criado como en su propia casa. Que Marisol y Carlos se enamorasen y pasaran por el altar parecía, en ese momento, a todas luces inevitable. Te contamos todos los detalles.
Nadie en este país, a finales de la década de los 60, habría tolerado algo distinto a que Marisol se casara con su primer novio. Tenía 21 años en ese momento y Carlos, 23. La niña prodigio había sido reclutada por el padre del novio para debutar en el mundo del cine con “Un rayo de sol”, con solo doce años.
Se instaló en casa de la familia Goyanes y fue tratada como una más, no por una cuestión de cariño, sino para garantizar que solo se centraba en el rodaje de las películas que perpetuarían su fama (un total de doce en solo nueve años). Cuando Marisol y Carlos se enamoran solo tienen 14 y 16 años respectivamente. Es lógico pensar que, hasta llegar al altar, hubo altibajos y rupturas, pero Marisol sentía que casarse con el que había sido su único novio era una obligación.
La boda se celebró el 16 de mayo de 1969 en la madrileña iglesia de San Agustín. Miles de personas se concentraron para ver a Marisol vestida de novia y se desató la histeria colectiva. Massiel, que era una de las invitadas, acabó con el vestido hecho trizas y sufrió un desmayo. La fiesta había comenzado el día anterior con una fiesta en “Gitanillos”, la sala de fiestas en la que trabajaba Carlos como relaciones públicas.
Con menos alcance mediático, parece que los novios disfrutaron de esa noche en la que Marisol se dejó ver vestida con una túnica, con el pelo suelto y una corona de laurel como adorno. Al día siguiente, su gesto serio parecía decir que la boda la superaba, al igual que la aglomeración de gente, y que ya no estaba enamorada del que iba a convertirse en su marido.
Es innegable que Marisol estaba espectacular con su vestido de novia, diseñado por Silvan, que como accesorio llevaba un vistoso pañuelo en la cabeza, inspirado en el traje tradicional de novia de Mallorca. La ceremonia apenas duró 15 minutos para que no se desbordarse la multitud, y de allí fueron a celebrar un banquete en el Pavillón del Retiro.
Además de la mencionada Massiel, se encontraba la familia Goyanes al competo y nombres tan memorables como Concha Velasco, Lola Flores, Carmen Sevilla y Augusto Algueró, Rocío Dúrcal, Miguel Ríos o Calvo Sotelo. A pesar de la magnitud del evento, ni Marisol ni Carlos fueron felices en su matrimonio, que se rompió solo tres años después de la boda.