La boda de Bárbara Rey y Ángel Cristo estuvo a la altura de lo que se esperaba de dos estrellas del mundo artístico. Se celebró en el circo, el hogar y la empresa y del novia, y la novia lució un original y atrevido vestido digno de la vedette más famosa del país. Tras dos meses de noviazgo se comprometieron, para sorpresa de todos, y su matrimonio duró casi nueve años, con más sombras que luces, y durante el cuál tuvieron dos hijos, Ángel y Sofía. Te contamos cómo fue el gran día de una de las parejas más mediáticas de España al comienzo de la década de los 80.
La boda se celebró el 12 de enero de 1980 bajo la carpa del Circo Ruso, fundado por el novio, y que se encontraba en ese momento en Valencia. El crucifijo colgaba de dos cuerdas de trapecio y el resto del recinto estaba adornado con flores. Hasta el circense altar llegó en primer lugar la novia, del brazo de su padre.
Seguidamente hizo su aparición el novio, acompañado por su madrina, Rosa Zamora. Ella era la esposa del ginecólogo doctor Fernández, que había tratado a la primera mujer de Ángel Cristo, y que había fallecido poco antes, en 1979. El enlace fue oficiado por el capellán nacional de Circos, Ferias y Espectáculos Ambulantes, el padre Miguel María Mendizábal, y la ceremonia duró media hora.
Bárbara rey no era una novia convencional. Su fama como vedette y su recorrido en el mundo del espectáculo la llevaron a elegir un vestido que estuviera a la altura de su figura. Fue confeccionado a medida por Hortensia Cocol's, que era la encargada de confeccionar el vestuario de la artista y, además, su íntima amiga. El vestido era sencillo, en satén blanco y de aire lencero. El toque original lo ponía la capa con capucha con incrustaciones a modo de guirnalda bordadas a mano. El novio vestía con traje oscuro, un jersey de cuello alto de color blanco y una chalina a modo de pañuelo en el mismo color.
Tras la ceremonia, los recién casados ofrecieron en los salones del hotel Monte Picayo un banquete para casi 700 personas, entre las que se encontraban nombres conocidos de la época, como Isabel Luque, Ágata Lys, Susana Estrada o Isabel Luque. En el menú había desde crema de langosta hasta chuleta de Ávila, y no faltó una gran tarta nupcial.
Ángel y Bárbara bailaron un vals y, para concluir la fiesta, se fueron los dos solos al casino hasta la madrugada. Según se cuenta, aquella noche perdieron una fortuna. Al día siguiente dieron comienzo a su luna de miel, que transcurrió en las Bermudas tras una breve parada en Londres. Todo el mundo celebraba esta boda, aunque no tuvo el fin que se esperaba para ellos.