En la vida de una mujer el momento de su boda es uno de los más especiales que puede conservar en su memoria. Un día para recordar cargado de significado en el que cada detalle cuenta. Desde la elección del lugar, a la música, el catering, el fotógrafo y la decoración. Pero si hay una pieza que la novia no olvidará será su vestido. Para la mayoría, un sueño materializado a través del tejido y con el que se han sentido como verdaderas princesas.
Su confección es el reflejo de meses de trabajo cargados de ilusión; y lo cierto es que aunque haya sido el protagonista de un día tan mágico, lo cierto es que a la mayoría le entristece no poder sacarle partido más allá del enlace. Sin embargo, en la actualidad, en un momento en el que la moda vive unos ritmos más pausados y donde prima que las prendas tengan la calidad suficiente para poder resultar útiles durante décadas, cada vez son más las que se atreven a darle una nueva vida.
Una tendencia en alza que incluso se ha visto en Hollywood de la mano de actrices como Keira Knightley, quien llevó su vestido a la alfombra roja; o Emma Stone y Hailey Bieber, que llevaron el vestido de la fiesta nupcial (lucieron dos en sus respectivas bodas) a la gala del MET.
Ahora bien, para poder reutilizar el vestido de novia más allá de la ceremonia y el banquete, hay que tener en cuenta una serie de requisitos, como por ejemplo que se trate de un diseño con un patrón relativamente sencillo que se pueda adaptar con más facilidad a las corrientes de estilo del momento, o que tenga una falda desmontable que permita modificarlo con facilidad. No hay nada como las altas dosis de creatividad para verlo con otros ojos y poder llevarlo en más ocasiones. Ahí van algunos trucos bastante útiles para las que decidan utilizarlo de nuevo.
En primer lugar, antes que nada, recuerda que es importante trabajar con un sastre o diseñador de confianza para realizar cualquier modificación en la prenda para no arrepentirnos después ni hacer ningún destrozo. Ellos tendrán la experiencia y habilidad necesaria para transformarlo y asegurarse de que se ajuste perfectamente a tus necesidades y estilo.
1. Acorta el largo: siempre es buena idea considerar acortarlo para convertirlo en un vestido de fiesta más moderno y coqueto. Un vestido de longitud midi o incluso un poco más corto puede ser perfecto para una cena o fiesta.
2. Cambia el escote: otro punto clave que puede resultar muy interesante para que se vea diferente sin cambiarlo demasiado. Un escote en V o un escote halter pueden darle un toque moderno y sofisticado al vestido.
3. Agrega detalles o encaje: otro recurso muy vistoso y que puedes llevar a cabo en diferentes partes de la prenda, tanto en la parte superior como en los hombros o en la espalda.
4. Cambia el color: un paso con el que ya no habrá vuelta atrás con el cambio, por lo que has de estar muy segura antes de hacerlo. Si deseas un cambio sutil, puedes optar por tonos suaves y pastel para un look romántico como el beige o el champán con el que se verá diferente, pero sin que pierda su esencia.
5. Juega con los accesorios: pueden marcar una gran diferencia sin apenas esfuerzo así que conviene que los tengas en cuenta. Con una chaqueta o torera de encaje, un cinturón fino, una estola o unos pendientes XXL lograrás que se vea como nuevo.
6. Superposiciones: si tu vestido de novia tiene una falda voluminosa o varias capas, puedes desmontar algunas o modificar el volumen para crear una silueta más ajustada, modernizándolo.