Que Kim Kardashian es una de las mujeres más adineradas de Estados Unidos no es un secreto. La joven, gracias al programa en el que se mostraba el día a día de su familia, ganó mucha repercusión y, además, hizo que en su capital comenzara a crecer exponencialmente. Es por eso que, un momento tan especial como es una boda, no iba a escatimar en gastos, al igual que tampoco lo lo hizo en su primer ‘sí, quiero’ con el deportista Kris Humphries.
Su boda se celebró en el 2014 en el castillo de Forte Beleveder, en Florencia, hasta donde se trasladaron sus familiares y amigos desde París. No faltó nadie y acudieron hasta sus hermanas pequeñas, Kendall y Kylie y su madrastra, Caitlyn Jenner. Además, Kim invitó a todo su séquito de amigas que se dedicaron a compartir cada momento de la ceremonia a través de las redes sociales.
La boda estuvo rodeada de momentos icónicos. Así, por ejemplo, Valentino y Giancarlo Giacometti ofrecieron un brunch en su castillo de París en honor a los novios. Despúes, tanto Kim como Kanye organizaron una fiesta, por todo lo alto, en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles ante más de cien invitados. Además, para ese momento tan especial, la pareja contó con la actuación de Lana del Rey, una de las cantantes favoritas de la novia.
Luego, toda la troupe se desplazó hasta Florencia, donde fueron llegando todos los invitados -cuyos nombres se mantuvieron en secreto- hasta el fuerte donde se celebraba el enlace. La ceremonia comenzó ya entrada la tarde y predominaron un gran piano de cola blanco y una inmensa pared vestida de rosas blancas. Los fuegos artificiales, por supuesto, tampoco faltaron.
Para el especial momento, Kim eligió un diseño, hecho a medida, por Riccardo Tisci para Givenchy, que estaba coronado con distintos encajes y transparencias. Era de manga larga y con un velo hasta el suelo. Así, con tanto preparativo y tanto despliegue es normal que el enlace ascendiera los 42 millones y medio de euros. Eso sí, después de seis años de feliz matrimonio parece ser que la pareja ha decidido tomar caminos por separado.
Al parecer, tal y como apuntan los medios americanos, la pareja lleva haciendo vidas separadas desde hace más de un año. Y, además, la gota que colmó el vaso fue la decisión de Kanye de presentarse a la presidencia de los Estados Unidos. La pareja ha tenido que hacer frente a otros contratiempos como el trastorno bipolar que sufre Kanye o la terapia de pareja, a la que ambos acudieron.
Tampoco le ha gustado nada a Kim que su todavía marido insultase a su madre o que desvelara que él quería no tener a su primera hija. Tras todas estas declaraciones, a Kim no le quedó otra alternativa que explicar que su marido sufre un trastorno bipolar, algo que él ya había dejado caer, en alguna ocasión, a través de sus redes sociales. Por ahora, ninguno de los dos ha confirmado que se encuentren en trámites de divorcio, aunque sí que es cierto que los momentos más especiales los han pasado por separado.
La pareja se conoció en el 2003 gracias a unos amigos en común, aunque no fue hasta el año 2012 cuando ambos decidieron darse una oportunidad. Así, se comprometieron en octubre de 2013 y casi un año después se casaron. En ese tiempo dieron la bienvenida a su primera hija, una niña a la que llamaron North West. Dos años más tarde vino al mundo su segundo hijo, Saint, y los dos siguientes llegaron a las vidas de la familia Kardashian-West a través de un vientre de alquiler, ya que ella había tenido dos embarazos de alto riesgo. Tras eso, Kanye ingresó en la unidad de psiquiatría del hospital UCLA de Los Ángeles.