El verano es una de las estaciones preferidas por las parejas para celebrar su boda. El buen tiempo y las ganas de estar al aire libre nos sugieren decorados románticos, repletos de frescura, con aroma a flores y a naturaleza. Para que esto se haga realidad, antes de pensar en qué podemos utilizar para decorar los diferentes espacios de la celebración, hay que decidir cuáles van a ser los colores predominantes, porque van a marcar la esencia de la boda. Si hablamos de una boda de verano, deberíamos pensar en colores frescos, que transmitan esas sensaciones que buscamos, alegres y suaves. Pero ¿cuáles son esos colores?
Si celebras tu boda en el campo o en un bosque, no hay mejor color que el verde como base de la gama cromática que elijas. Armonizará con la naturaleza y respetará su esencia al máximo. Combínalo con tonos beiges y rosas y será un acierto. Si tu boda se celebra en la playa y tiene un aire más tropical, no lo dudes y apuesta por el verde mint, que le dará ese punto salvaje y fresco. Para combinarlo, el blanco y el dorado serán la mejor elección.
Es imposible que este color falle en una boda, sea en la época del año que sea, y en verano luce en todo su esplendor. Tanto los rosas más apagados como los más chillones son ideales para un salón interior, un jardín o una playa. La opción infalible para combinarlo es el gris, pero si optas por el rosa claro, puedes ampliar la gama cromática a tonos como el lila.
El azul es perfecto por dos motivos: por un lado es un color frío que hace un contraste ideal con las altas temperaturas veraniegas, y por otro está tan ligado a las bodas como el rosa. No olvidemos la tradición de que la novia lleve algo azul ese día. Además, es un color elegante como pocos, que funciona muy bien en cualquier entorno, incluyendo los más campestres. Combínalo con beige, gris, verde o rosa, y comprobarás lo bien que funciona.
El verano huele a cítricos y también a fiesta, y estos tres colores son la máxima expresión de la frescura y la alegría. Son vibrantes e invitan a disfrutar, además de combinar mejor de lo que te imaginas. Aunque todos son una buena elección, te confesamos nuestra debilidad por el marigold, un tono intermedio entre el amarillo y el naranja con un toque dorado que consigue un equilibrio único, aportando vitalidad y elegancia al mismo tiempo. Queda de maravilla en un entorno en el que predomine el verde, como un jardín, y se complementa a al perfección con el amarillo y el naranja.
Dulce, romántico y optimista, el coral es un color que ha logrado posicionarse como un clásico infalible en las bodas, y que encuentra su mejor momento para triunfar con pleno derecho en verano. Crea rincones únicos en los que predomine el coral y se convertirán en espacios irresistibles. También puedes utilizarlo en la mantelería o en las flores. Combina muy bien con el verde y el blanco, y el material que lo hace destacar es, sin ninguna duda, la madera.