De los cambios de última hora a los nervios: diez cosas que no deberás hacer el día de tu boda

  • Tras meses de preparativos, por fin llega el gran día, y te has esmerado para que todo salga perfecto en tu boda.

  • Pero no debes descuidar algunos detalles que pueden hacer que no disfrutes tanto de la boda como te gustaría.

  • Aquí tienes la lista imprescindible de las cosas que no debes hacer para lograr que sea un día realmente inolvidable.

Desde el momento en el que tu pareja y tú decidís que vais a casaros comienzan los preparativos para la boda. Son meses por delante en los que habrá que tomar muchísimas decisiones que garanticen que el gran día sea tan perfecto como lo imaginas. Pero por mucho que hayas supervisado hasta el último detalle, será en la boda donde deberás conseguir que todo funcione tal y como habías planeado. Por eso, además de pensar en todas las cosas que tienes que hacer, el gran secreto es que tengas en cuenta cuáles son las que no debes hacer bajo ningún concepto. Y aquí te las contamos.

Saltarte el desayuno o la comida

Sabemos que los nervios son traicioneros y que pueden ir directos a tu estómago, quitándote las ganas de comer. Pero debes hacer el esfuerzo de no saltarte, bajo ningún concepto, las comidas previas a la boda. Solo así podrás tener la energía suficiente para afrontar todas las emociones del día. No hace falta que comas muchísimo, pero no dejes de hacerlo. Desayuna bien y, si la boda es por la tarde, elige una comida que te guste y sea fácil de digerir.

Hacer cambios en el último momento

Durante estos meses has tomado todo tipo de decisiones que, de una manera o de otra, has podido pensar con calma. El día de la boda no es el adecuado para improvisar un nuevo peinado o un maquillaje diferente. Confía en las elecciones que has hecho anteriormente, seguramente bien asesorada, y no dejes que los nervios echen ese trabajo por tierra.

Compartir los preparativos en redes

Has trabajado mucho para sorprender a tus invitados y a tu pareja con el vestido, los zapatos y todo lo referente con el look bridal. Dejarte llevar por la emoción y compartir los momentos de los preparativos solo arruinaría la sorpresa. Haz las fotos que quieras, pero espera al día siguiente para compartirlas. Y ten cuidado si en las fotos hay niños: debes contar con la aprobación de sus padres para que aparezcan en redes.

Querer hablar con tus proveedores

Es normal que de repente te preocupe que tus proveedores vayan a aparecer con todo y la hora que habíais acordado. Pero intentar hablar con ellos, solo para asegurarte de que todo sigue según lo previsto, va a añadirte un estrés innecesario. Si no contestan al teléfono o si interpretas mal la información que te den esto se convertirá en tu única preocupación y te impedirá centrarte en lo importante, que es tu puesta a punto.

Obsesionarte con los detalles

Es cierto que todo lo que se habla acerca de los preparativos de una boda está encaminado a que ese día salga perfecto. Pero también hay que ser realistas y admitir que lo más probable es que haya algo que no salga tal y como lo habías planeado. Si esto ocurre, no te lamentes, ni te obsesiones. Los errores humanos o los imprevistos están ahí y forman parte de la vida. Y nada ni nadie debe arruinarte el día.

No saludar a todos los invitados

Todos y cada uno de los invitados a tu boda son importantes. Todos han invertido tiempo, dinero e ilusión para acompañarte en tu gran día, y no se tomarán bien que no encuentres ni un momento para saludarlos y hablar con ellos, aunque sea un par de minutos.

No estar preparada para emergencias

Ya hemos dicho que hay imprevistos que pueden darse el día de tu boda y que, a lo mejor, no tienen solución. Pero hay otros que sí y es importante que estés preparada para ellos. Haz tu propio kit de emergencia con hilo y aguja, maquillaje, analgésicos, algo de comida, tiritas o ropa interior de repuesto. Es posible que no tengas que utilizarlo, pero si llega el caso será un gran alivio saber que vas preparada.

Olvidarte de que sois los protagonistas del día

También puede pasar que el día de la boda estés tan pendiente de cómo está yendo todo y de que los invitados estén disfrutando, que te olvides de que los verdaderos protagonistas sois vosotros. Por eso, si lo crees necesario, pide ayuda a alguien de confianza para resolver cualquier necesidad, o escapad juntos unos minutos para coger aire y volver a la celebración con toda la energía necesaria.

Beber de más

Por mucho que sea una celebración, si hay alguien que no puede permitirse perder el control ese día sois vosotros. Brindad y bebed si os apetece, pero procurad que sea el mínimo, para que el exceso de alcohol no os traicione en ningún momento.

No disfrutar como mereces

A pesar de todas las indicaciones y de todo lo que tendrás en la cabeza ese día, seguramente el mayor error de todos sería olvidarte de disfrutar de un día que quedará grabado para siempre en tu memoria y debes aprovecharlo al máximo. No dejes que se te escapen ni los pequeños detalles, ni los grandes, porque son unas horas que van a pasar más rápido de lo que te gustaría.