Cada vez son más las parejas que optan por un matrimonio civil: en España, se estiman en más del 70% del total. El porcentaje de este tipo de uniones, que, al contrario que las religiosas, permite las uniones también entre personas divorciadas u homosexuales, no ha hecho más que subir en las últimas décadas.
Las ceremonias civiles pueden ser tan simbólicas y espectaculares como las celebradas en un templo, pero también son bastante costosas: organizar una no resulta nada fácil y puede traerte más de un dolor de cabeza. Por eso, en Divinity te damos las claves para que puedas coordinarla, paso a paso. Trámites, testigos, discursos… no se te escapará nada.
Lo primero es pedir cita en el Registro Civil para llevar a cabo la tramitación del expediente matrimonial. El día de la cita, debéis llevar todos los documentos exigidos: DNI y una fotocopia, certificado de empadronamiento y de nacimiento y otras declaraciones juradas, especialmente si una de las partes es divorciada o viuda.
Las películas nos han metido muchas ideas en la cabeza, como que tu mejor amigo puede descargarse un título online y oficiar una boda civil. Sentimos decirlo, pero no es posible, a no ser que tenga un cargo público con competencias que le permitan celebrarlo.
Los que de verdad pueden hacerlo son los jueces encargados del Registro Civil, el alcalde del municipio en el que celebréis la boda, el concejal delegado por el alcalde para estas funciones, un notario o, si te vas a casar en un barco, el capitán o comandante de este. Solo así el matrimonio será oficial.
Ahora bien, estas personas pueden casaros en cualquier sitio: desde lugares privados, como hoteles o jardines, como en el Registro Civil o en el ayuntamiento. En la boda se da el ‘sí, quiero’ y se firma el expediente, aunque, en ocasiones, los novios acuden al juzgado unos días antes, dan el consentimiento y firman los expedientes y, el día de la boda, utilizan a un maestro de ceremonias (que puede ser cualquiera, es una figura simbólica) para que les case, sin validez legal. Mucha gente opta por invitar a la forma a su círculo más cercano y, después, convocan al resto de invitados al banquete o cóctel.
Las bodas civiles son mucho más libres, en cuanto a forma y contenido, que las bodas religiosas. Uno de sus puntos a favor es la elección del sitio, que queda en manos de los novios.
El más típico es el Ayuntamiento, ya que hace el trámite mucho más cómodo: oficializas el matrimonio sin tener que acudir, antes de la boda, a firmarlo todo. Sin embargo, es cierto que no suelen ser demasiado espectaculares y puede que no tengan mucho encanto.
Precisamente por eso tantas parejas deciden celebrar su boda en un patio, un jardín o en el salón de un hotel o una finca. Esta opción facilita la recepción y banquete posterior y, además, puede quedar precioso si contamos con la decoración y los especialistas adecuados. En los últimos años, los parajes naturales también son una opción a tener en cuenta, aunque necesitas más permisos para llevarlo a cabo. Todo sea por casarte en la orilla de tu playa preferida.
La improvisación y la libertad de actuación son las principales ventajas de una boda civil. No solo en cuanto a la libertad de espacio, también en cuento al convite, la fiesta y la etiqueta. Alejados de los protocolos de los templos, vuestra imaginación es el límite para todo: los protocolos, los discursos… y el look de la novia. El vestido puede depender de la época del año, de tus gustos o del lugar en el que te cases.
La ceremonia puede tener la duración que quieras, e incluir lecturas que corran a cargo de alguna persona cercana o incorporar una canción, independientemente de si vas a celebrar la ceremonia oficial el día del banquete o antes, en un juzgado o ayuntamiento. Todo es cuestión de coordinarte con la persona que se encargue de la boda.
Si optas por pasar por el Registro Civil un día y celebrar el enlace otro, todas las opciones estarán al alcance de tu mano. Existen distintos tipos de bodas y ritos que podrás celebrar: desde una ceremonia de noche, llena de velas y farolillos y con un tono mágico y encantado, hasta el rito de la unión de las manos. Este último tiene origen céltico y consiste en recrear el símbolo del infinito uniendo las manos para, después, atravesarlas con un lazo mientras se pronuncian los votos.
Ya ves que las bodas civiles no son complicadas, simplemente personalizables. Puede ser una buena oportunidad para organizar algo juntos, más cercano a vuestra relación y respectivas personalidades. ¡Todo vale!